El Bello Mundo De Los Socialistas Utópicos
Páginas: 4 (976 palabras)
Publicado: 6 de marzo de 2013
El Bello Mundo de los Socialistas Utópicos
La Inglaterra de la década de 1820 era un lugar sombrío para vivir; había salido triunfante de una larga guerra en Europa.
Niños, niñas, cuta edad oscilabaalrededor de los diez años, eran azotados día y noche no sólo cuando cometía alguna pequeña falta, sino igualmente como recurso para estimular su laboriosidad.
Pero esa clase de disturbiosdespertaron en el país un autentico sobresalto .Ricardo, y en esto se encontraba casi solo entre al gente respetable, reconocía que la ma1uinario no siempre beneficiaba de manera inmediata al trabajador, yesata opinión fue considerad por sus admiradores como un reesbalos de su gran talento. Los sentimientos de mchos observadores fueron menos refelxibos: todo aquello indicaba q ue las clases bajas seestaba desmandando y que había que tratarlas como mano dura.
No cabe, pues, extrañarse de que Malthus y Ricardo fuesen profetas,de clamidades y luchas.
Sin embargo, durante todo ese periodotenebroso y conturbado había en Inglaterra un punto luminoso que respandesia como un faro en medio d ela tormenta. .En las agrestes montañas de Escociaa a un día de diligencia de Glasgow, en una región taprimitiva que los portazuegros rechazaban al principio las monedas de oross..
Dentos de las fabricas se ofrecían a los ojos d elos visitantes un espectáculo todavía menos corriente. Encima d ecadaobrero estaba colgado un pequeños cubo de madera , y los bloques estaban pintados de negro , azul, amarillo, y blanco, en las distintas caras. Los colores, en una gradación desde el bueno hasta elmalo.
.
Primeros reformidores del siglo XVIII, alos que llamamos socialistas utópicos, Robert Owen, << El filántropo míster Owen, de New Lanark>>, reunia una extraña mezcla de sentidopractico y de ingenuidad, de éxito y de malogro, d ebuen juicio y de locura que propugnaba el abandono del arado y la situación de este por la azada: un hombre que salió de la miseria y logró covertirse...
La Inglaterra de la década de 1820 era un lugar sombrío para vivir; había salido triunfante de una larga guerra en Europa.
Niños, niñas, cuta edad oscilabaalrededor de los diez años, eran azotados día y noche no sólo cuando cometía alguna pequeña falta, sino igualmente como recurso para estimular su laboriosidad.
Pero esa clase de disturbiosdespertaron en el país un autentico sobresalto .Ricardo, y en esto se encontraba casi solo entre al gente respetable, reconocía que la ma1uinario no siempre beneficiaba de manera inmediata al trabajador, yesata opinión fue considerad por sus admiradores como un reesbalos de su gran talento. Los sentimientos de mchos observadores fueron menos refelxibos: todo aquello indicaba q ue las clases bajas seestaba desmandando y que había que tratarlas como mano dura.
No cabe, pues, extrañarse de que Malthus y Ricardo fuesen profetas,de clamidades y luchas.
Sin embargo, durante todo ese periodotenebroso y conturbado había en Inglaterra un punto luminoso que respandesia como un faro en medio d ela tormenta. .En las agrestes montañas de Escociaa a un día de diligencia de Glasgow, en una región taprimitiva que los portazuegros rechazaban al principio las monedas de oross..
Dentos de las fabricas se ofrecían a los ojos d elos visitantes un espectáculo todavía menos corriente. Encima d ecadaobrero estaba colgado un pequeños cubo de madera , y los bloques estaban pintados de negro , azul, amarillo, y blanco, en las distintas caras. Los colores, en una gradación desde el bueno hasta elmalo.
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Primeros reformidores del siglo XVIII, alos que llamamos socialistas utópicos, Robert Owen, << El filántropo míster Owen, de New Lanark>>, reunia una extraña mezcla de sentidopractico y de ingenuidad, de éxito y de malogro, d ebuen juicio y de locura que propugnaba el abandono del arado y la situación de este por la azada: un hombre que salió de la miseria y logró covertirse...
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