El César Vallejo que yo conocí
DOSSIER
EL CÉSAR VALLEJO
que yo conocí *
Ciro Alegría **
Publicado en 1944, este texto es un recuerdo y un retrato del escritor peruano César
Vallejo, maestro de Ciro Alegría en sus años de infancia.
THE CÉSAR VALLEJO WHO I KNEW*
Published in 1944, this text is a memory and a picture of the Peruvian writer César Vallejo,
Ciro Alegria’steacher in his childhood years.
LE CÉSAR VALLEJO QUE J’AI CONNU*
Ce texte, publié en 1944, est une mémoire et une image de l’écrivain péruvien César
Vallejo, enseignant de Ciro Alegría, écrivain lui-même, pendant ses années d’enfance.
Corría el año 1917 y yo vivía con mis padres en una hacienda de la sierra del norte
del Perú, situada exactamente en las últimas estribaciones andinas dela provincia
de Huamachuco. Se llama Marcabal Grande y hasta esa hacienda llega ya, subiendo por el cañón abismal del río Marañón, el rescoldo cálido de la selva amazónica.
Mi vida había sido la de un niño campesino, hijo de hacendados, a quien su padre
enseña en el momento oportuno a leer y escribir pasablemente y las artes más
necesarias de nadar, cabalgar, tirar al lazo y no asustarse frentea los largos caminos
* Publicado en Cuadernos Americanos, México, noviembre-diciembre 1944.
** Ciro Alegría nació en Quilca, Perú, el 4 de noviembre de 1909. En 1916 entró al Colegio San
Juan, en cuyas aulas tuvo como maestro a César Vallejo. Realizó sus estudios universitarios en la
ARGUMENTOS
UAM-X
MÉXICO
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C. ALEGRÍA
EL CÉSAR VALLEJO QUE YO CONOCÍ
y las tormentas.Alternaba mis trajines por el campo, –donde me placía de modo
especial un paraje formado por cierto árbol grande y cierta piedra azul–, con lecturas de Andersen, Las mil y una noches y otros libros maravillosos, entre ellos un
grueso volumen del naturalista Raimondi sobre viajes y exploraciones de la selva
que me parecía igualmente fantástico. Yo soñaba con ir a la selva, pero no como un
sabio aestudiarla sino como un pionero. Conquistaría ese mundo poblado de
árboles innumerables y de indios bravos.
A los siete años de edad, tales eran mis conocimientos y mis anhelos, pero mis
padres abrigaban ideas más amplias sobre mi preparación y un día me anunciaron
que debía ir a Trujillo, una lejana ciudad de la costa, a estudiar. En compañía de
un hermano menor de mi padre, que pasó connosotros sus vacaciones, hice el
largo viaje. Esos fueron para mí reveladores días en que trotamos a través de dos
riscosas cadenas de los Andes, bajando muchas veces hasta valles cálidos ubicados
en el fondo de las quebradas y los ríos y subiendo, otras tantas, hasta altos páramos rodeados de rocas contorsionadas. Vimos muchos pueblos y aldeas y nos golpearon frecuentemente los tenaces vientos ylluvias de marzo. Dado el fin de estas
líneas, debo apuntar que estuvimos en la ciudad de Huamachuco, capital de nuestra provincia, y que saliendo de allí y al encaminarnos hacia una cordillera muy
alta, se abrió el camino a la ciudad de Santiago de Chuco, capital de la provincia
limítrofe, donde había nacido César Vallejo.
En ese largo viaje a caballo, que duró siete días sin contar el tiempoque pasamos en casa de amigos que mi padre tenía en la región, me impresionaron sobre
todo las altas montañas de los Andes, la puna enhiesta, llena de soledad y silencio
y una sobrecogedora dramaticidad que parece nacer de sus inmensas rocas que se
parten, formando abismos de vértigo o trepan y trepan con un terco afán de altura
que no se cansa de herir el toldo encapotado del cielo. A veces,el paisaje se dulcifica
un poco, tiene bondad de árboles frutales en los valles y ternura de sombríos
ondulantes en las laderas, pero todo ello no es sino una tregua, porque predominan las rijosas montañas que se desnudan subiendo a diez o quince mil o más pies
de altura. En el alma de quien cruce los Andes o viva allí, persistirá siempre la
universidad nacional de Trujillo, donde en 1930...
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