El Café Ambiguo, libro

Capítulo I
La ciudad gris.

Caminaba un joven por la ambiguas calles de una ciudad un tanto gris,
con edad encaminada a la madurez y con muchas interrogantes de la
vida, de su porvenir, que rodean la mente en época de la juventud,
caminaba a alguna diligencia, común en la vida sin relevancia alguna,
que sumadas roban tanto tiempo, que al final no nos damos cuenta
cuánto vale todo esetiempo en total, pero es imposible percatarnos de
ello. En su mente se construían montañas y castillos de sueños e
ilusiones, a veces hasta fantasías, otras solamente incoherencias, esto le
daba ligera presencia del tiempo que en el recorrido de los caminos, a
veces tienden a aburrir al que se dispone a recorrer los tramos de la vida.
Si hay alguna forma de describir a este personaje sería untanto
antisocial y poco comunicativo, hasta con la gente de su hogar, con un
puñado de sueños en su mente y nada de voluntad para realizarlos; era
feliz llevando su vida a cortos plazos, pequeñas metas, con bajo grado
de satisfacción en cada una de ellas.
Como todo chico de su edad, añoraba encontrar el amor, pero como
todos sus sueños eran cosas que solo pasaban por su mente y ninguno seplantaba para una futura cosecha, tenía algo que lo caracterizaba
enormemente y era que se podía mentir a si mismo con mucha facilidad,
por el tiempo que tenía practicándolo y más aún se podría tildar de
alguien inseguro, ya que cambiaba de opinión, no con tanta facilidad,
pero claramente no era alguien que se podría mantener en un sendero
determinado por largo tiempo.

Caled – ¡Porquesiempre me eligen para estas cosas! Más bien
diría, estos trabajos forzados. Bueno solamente espero que
muestren un grado de gratitud por esta gran tarea, (En realidad
no es gran cosa pero…) después de esto hare lo que mejor hago,
descansar y así comenzar por el gran océano de la imaginación
(En realidad seria quedarse sentado sin hacer nada).
Mientras el joven ya con nombre en nuestra historiaCaled, volvía de
tan “ardua” tarea, un pequeño establecimiento en una esquina
insipiente de la gran ciudad, capto su atención, no tenía nada
llamativo, pero es como se dice apropiadamente, citas con el destino y
al parecer sus ganas de café, más meditación, (Ósea nuevamente no
hacer nada) lo impulsaron a entrar a aquel lugar, que aunque no se
podía ver totalmente su fachada, y si me atrevo adecir que ni a sentir,
era rodeada por una aura misteriosa.

Caled – Buenas tardes.
Una Mesera – Buenas tardes, pase adelante caballero, puede
tomar asiento, enseguida lo atiendo.
Caled – ¡Gracias!

Con tono de asombro el joven contesto aquel saludo, ya que el lugar por
fuera no auguraba tal amabilidad servicial.

Una mesera – ¿Que le puedo servir señor?

Caled – Un café por favor.Una Mesera – Algún bocadillo, puede elegirlo de nuestro menú.
Caled – El pastelillo con almendras, estaría perfecto para este
momento.
Una Mesera – En unos minutos le traigo su pedido, ¡Con su
permiso!
Caled – (En su mente) Que buen lugar, tranquilo, algo privado,
parece hasta exclusivo.
Tantas veces pasando por aquí y nunca notarlo, solo hay; bueno,
ese tipo, parece un poco desarreglado,hasta diría que hace
tiempo no tiene un digno baño. Aunque parece un alcohólico,
no parece mala persona, bueno aunque con mi capacidad de
percepción y sumando mi falta de experiencia en tratar con
personas, estaría en frente del mismísimo Lucifer y también diría
que es buena persona (Risas cortas).
Ya me imagino aquí con un periódico, pareceré una persona
interesante solo me falta el café,¡diablos! ¿Y el café? la mesera
dijo unos minutos y ya siento que son horas las que han pasado.
Sería buena idea llevar con migo un reloj, digo, para calmar mi
mente con los horarios, y así serán más precisos y no culpar a la
mesera, que seguramente no se está tardando y soy yo el que
arma la tragedia.
Una mesera – Aquí está su café y su bocadillo señor, ¡disculpe
por la demora!
Caled –...