El camino del conocimiento
Una de las cosas que mejor caracterizan a la caverna es la confianza infinita en lo que
muestran los ojos. De hecho, una de las frases más repetidas por los prisioneros bien podría
ser «lo he visto con mis propios ojos», señalando así que se trata de una afirmación inapelable.
¿Cómo podría alguien negar que «ha pasado un caballo» a un montón de gente que lo havisto
con sus propios ojos? Ciertamente, no hay nada que parezca más natural que dar pleno crédito
a lo que vemos. Así, parece evidente que las ideas son siempre una especie de ensoñaciones
con las que podemos hacernos un lío y engañarnos a nosotros mismos, mientras que, por el
contrario, los ojos son la auténtica garantía de realidad.
Sin embargo, si lo pensamos con detenimiento, descubrimosque no tenemos tanta suerte.
Como trataremos de analizar en esta unidad, el problema es que sólo podemos ver, por decirlo
así, a través de las ideas y, por lo tanto, la alternativa real no es fantasear con las ideas o bien
ver las cosas mismas, sino ver a través de ideas bien construidas (que establezcan con toda
exactitud en qué consiste eso que estamos viendo) o ver a través de ideasdeficientes que
hemos asumido, sin mayor consideración, de la tradición y la costumbre.
Puede que todo esto, una vez más, resulte un poco extraño, pero, como ocurre siempre con la
filosofía, se trata de algo un poco desconcertante y, al mismo tiempo, muy elemental.
Imaginemos, por ejemplo, a un muchacho que se está convulsionando en el suelo: con la
misma certeza y evidencia con la que un médicomoderno puede ver ahí un ataque de
epilepsia, un clérigo de la Edad Media veía a un joven poseído por el Demonio. Los sentidos,
ciertamente, les estarían mostrando la misma imagen y, sin embargo, los dos estarían viendo
(con sus propios ojos) cosas radicalmente distintas.
El mundo, desde luego, nos aporta a través de los sentidos un montón de colores, luces,
ruidos, etc., pero no nos da yaorganizado qué es lo que vemos en ese batiburrillo de
sensaciones. Por ejemplo, podemos estar en el campo y ver una mancha marrón cruzarse a
toda velocidad, pero sólo veremos ahí un caballo corriendo si sabemos ya de antemano qué es
un caballo. Es decir, si no contamos ya con la idea de caballo, es imposible ir más allá de decir
que se nos ha cruzado una mancha marrón.
Es frecuente suponer queuno comienza viendo muchos caballos muy distintos y, a partir de
ahí, va poco a poco (por semejanzas y diferencias) construyendo la idea de caballo. Sin
embargo, las cosas ocurren necesariamente al revés: sólo cuando contamos ya con una idea de
caballo nos resulta siquiera posible verlos. Hay burros o muías que son más grandes que los
caballos pequeños y hay perros que son tan pequeños comoratones. Para poder ver burros,
caballos, perros y ratones no basta con el batiburrillo de luces, colores, tamaños y formas que
nos proporcionan los sentidos, sino que necesitamos conceptos (ideas) con los que organizar
esas sensaciones y decir qué es eso que hemos visto.
En este sentido, no vemos sólo con los ojos, sino necesariamente también con las ideas. Por lo
tanto, la nitidez con la quelogremos ver las cosas dependerá en gran medida de la precisión de
los conceptos que hayamos logrado construir: allí donde nuestros ojos nos muestran
claramente un «bicho», un biólogo ve un ejemplar de una de las más de un millón de especies
de artrópodos descritas. En cualquier caso, nuestras alternativas no son o bien ceñirnos a lo
que muestran los ojos o bien elucubrar con las ideas.Todo lo contrario.
En resumen, siempre vemos a través de construcciones conceptuales. O vemos a través de
conceptos bien construidos científicamente, o vemos a través de nuestros prejuicios e ideas
preconcebidas. En un caso, nos asesora la ciencia, en el otro, nos apoyamos, sin saberlo, en la
tradición, la costumbre, la inercia social, la propaganda, la autoridad de los más poderosos,
etc. Los...
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