el canario
Era una tarde soleada, los pájaros de los alrededores apenas se veían por los grandes árboles que los rodeaba, los pastos y flores que brillaban como el sol.
Ahí estaba Cipriano que no veía a las coloridas aves pero si las escuchaba, ese piar que tanto le gustaba.
A lo lejos una familia se divisaba, poder, fama y riqueza aparentaban. Todas las personas que vivíancercas de ahí salían de sus pequeñas chozas preguntándose lo que pasaba.
Días después de su llegada los nuevos cruzaron palabra con las pobres gentes. Eduardo, era el dueño de la gran casa, nunca antes hubo una tan grande elegante y bonita, ahora era el centro de atención.
Aquel hombre alto, rubio de ojos grandes y mirada fuerte se acercó al pueblo, de manera muy extraña saludó, tal vez eracoraje, desprecio, o simplemente temor, nadie lo sabía. El gran señor dio trabajo en su mansión a dos o tres gentes como sirvientes, entre ellos se encontraba el niño más alegre del lugar, por su piel negra y calvicie se caracterizaba, ojos negros y dientes blancos como la leche, flaquito pero bonito.
-¿Por qué tan sólo viejecito?
-Ni tan viejo una arruga más una arruga menos, pero y tu ¿qué hacesaquí?
-Camino un poco y disfruto del canto de las aves, hoy fue un día muy pesado en la casa grande cumpliendo todos los caprichos de la niña Cecilia y el joven Javier.
-No es bueno que trabajes tanto a tu corta edad ¿y tus papas?
-Mmmmmmm, no tengo.
-Eso no puede ser todos tenemos un papá y una mamá.
-Pues yo no, vivo sólo, creo… una vez los tuve. No lo sé bien, desde que nací hasta cumplirocho años viví con una anciana como usted, me cuidaba y yo le ayudaba en todo lo que pudiera, le estoy tan agradecido por ser como mi abuela era dura conmigo no le gustaba que sea tan curioso y preguntón, pero aun así la quería, hace poco murió, pobrecilla siempre estaba triste y triste partió, creo que estaba enferma, a veces me contaba lindas historias de su juventud.
-Seguramente era muyinteligente.
-Yo creo que todos somos inteligentes pero ella siempre decía que era una tonta, que no sabía hacer nada.
-Tienes mucha razón, pero entonces ¿qué hacía?
-Llorar y llorar a veces sonreía y caminaba por el río, no la comprendía, era tan bonita, pero debió sufrir bastante, me contó que muchos la querían sólo por ser bella pero ninguno de esos hombres la hizo feliz. Al envejecer se quedósola, ella lo prefirió así, no confiaba en nadie, siempre deseo ser otra, no supo ver sus muchas otras cualidades.
-Una triste historia, si tan sólo todos nos aceptáramos como somos.
El pequeño se despidió del anciano y volvió a trabajar, pero al viejo lo dejó gratamente sorprendido por su manera de hablar y pensar.
Al paso de una semana el jovencito tuvo un tiempo libre para comer después de sutrabajo y decidió visitar al anciano que vivía cerca del bosque a un lado del lago cerca de las más altas montañas.
-Hola…disculpe ¿cómo se llama?
-Eso no te lo puedo decir, es mi mayor secreto.
-No, de verdad ¿cómo se llama?
-Mmmmmmmm, llámame “El Canario” ahora que conoces mi apodo dime tu nombre por favor.
-Me llamo…
La cara del pequeño se turbó.
-No te preocupes, si no me lo quieresdecir no lo hagas, nadie puede obligarte a hacer algo que no quieras o con lo que no te sientas cómodo.
-No es eso, lo que pasa es que no tengo nombre.
De la criatura salió una limpia y lenta lágrima.
-Lo siento, será mejor comer Negro
-¿Negro?
-sí ¿no te gusta?, ese será tu apodo.
-Muy bonito, gracias; estos chapulines están deliciosos.
Después de un rato los ahora amigos se dijeron adiós yel Negro regreso a la mansión.
¡Llegas tarde mocoso!, mi hija te espera, quiere que limpies su cuarto.
-En seguida.
Hola, dijo con desprecio la niña y ordenó acomodar y limpiar hasta el último lugar al Negro y este sin renegar lo hizo. Entre los peluches, muñecas, ropita, el pequeño sirviente encontró un libro titulado “BlancaNieves”; lo leyó con mucho interés, el cuento le fascinó y días...
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