El carisma fundacional
Sebastián Gayá.
No cabe duda que el tema es interesante. Al menos dentro de Cursillos,
ninguno debiera despertar mayor interés: si llegáramos a delimitar
exactamente, sin carta de más ni carta de menos, el contenido y las fronteras
de nuestro carisma fundacional, habríamos dado un paso decisivo para captar a
fondo el qué, el por qué, elpara qué, el para quiénes y hasta el cómo de
nuestro caminar.
No es la primera vez que me propongo bucear en este mar profundo de la
historia. Dudo haber llegado a la formulación exacta y total del carisma. Pienso
que, para dar en el clavo, sin aditamentos ni pretericiones, sin rebajar ni
magnificar ciertos aspectos, no es suficiente haber estado junto a la cuna en
que nacieron losCursillos, participando de alguna manera en su gestación: no
es de la “esencia” de los iniciadores el ser conscientes de que el Espíritu está
pronto a valerse de ellos, para “despertar iniciativas y obras que, sin necesidad
de destruir ni aminorar fórmulas e instituciones todavía vigentes, adornan de
nueva eficacia y lozanía el mensaje evangélico” (1). “Ni las más perfeccionadas
técnicas deevangelización podrían reemplazar la acción discreta del Espíritu. La
preparación más refinada del evangelizador no consigue absolutamente nada
sin El. Sin El la dialéctica más convincente es impotente sobre el espíritu de los
hombres. Sin El los esquemas más elaborados sobre bases sociológicas o
psicológicas se revelan pronto desprovistas de todo valor” (2).
Por eso, todos y cada uno de losevangelizadores deben “dejarse guiar
prudentemente por El, como inspirador decisivo de sus programas, de sus
iniciativas, de su actividad evangelizadora” (3). ¡Cuánto más aquellos que, tal
vez sin saberlo, fueron escogidos por el Espíritu para instrumentos suyos, a la
hora de poner en marcha alguna de sus “fórmulas” de evangelización!
Pasan demasiado deprisa los años –bastantes más de cincuenta-, pararetener
fielmente en la memoria la imagen o la palabra fidedigna, precisa, de lo que fue
ocurriendo en un momento determinado, cincuenta años atrás, que, para
cualquiera de los mortales, era una hora más o menos igual a las demás, en
una cadena de días excesivamente frágil, pasajera, cambiante.
Con temor, pues, y con temblor, voy a repetir el intento de sintetizar los
postulados que, desdemi convicción y mi condición, deben ser asumidos como
principios fundamentales del carisma fundacional del Movimiento.
Procuraré, para mayor claridad, que mis afirmaciones vayan avaladas por la
autoridad de algunos textos de los últimos Papas –Pablo VI y Juan Pablo IIque, en distintas intervenciones, han querido explicitar su pensamiento,
respecto a los puntos que juzgamos básicos.
11.- DIOS QUERIA SALVAR AL HOMBRE POR EL HOMBRE
Existía, entre los iniciadores de Cursillos, la convicción de que, a pesar
del materialismo, del agnosticismo y del indiferentismo religioso
reinantes, Dios quería la salvación del hombre, que, enfrentado a los
valores del espíritu, “tal vez sin saberlo”, también se dirigía hacia Dios
(4).
Y existía la convicción de que Dios no quería la salvacióndel hombre
sino contando con la cooperación del hermano, para que éste fuera
partícipe de la trama de la Redención universal.
2.- CON UN METODO NUEVO
Dadas las peculiaridades del hombre histórico que debía ser
evangelizado, no parecían adecuadas, ni suficientes, determinadas
formas de la Pastoral de la Iglesia: había que presentar el mensaje
eterno del Evangelio con una pedagogía, unascaracterísticas, un
método, una estrategia y hasta un lenguaje nuevos, asequibles al
hombre de hoy, siempre dentro de los sanos principios de la ascética
cristiana y en consonancia con el Magisterio de la Iglesia.
Refiriéndose a Cursillos, afirmaba Juan Pablo II: “Ningún carisma dispensa de la
sumisión a los Pastores de la Iglesia, cuyo discernimiento es garantía de
fidelidad al mismo...
Regístrate para leer el documento completo.