El carnero
POR ESTE amplio ventanal que la BIBLIOTECA AYACUCHO ha abierto en momento oportuno sobre el ancho solar de la cultura hispanoamericana, se asoman ahora, reclamando atención en un más vasto escenario que aquel en que aparecieron por primera vez, un autor y una obra que presentan características tan peculiares, que bien pudieran calificarse de curiosas. Ene fecto, el autor es unimprovisado e insular escritor colombiano del siglo XVII, de cuya vida es muy poco lo que en verdad se sabe: apenas cuando fue bautizado; que lo tonsuraron en una crisis de escasez de clérigos; que, como "soldado razonable", combatió contra los pijaos; que, siendo mozo, viajó a España, y nada más que valga la pena de ser tenido en cuenta, ni siquiera como simple anécdota. Tampoco nadie sabe cuándo y endónde murió, y de su linaje parece que no queda ni el menor vestigio. "Huérfano de oidor pobre", dijo de él mismo cuando quedó solo en España, a la muerte de su protector el licenciado Alonso Pérez de Salazar. Parece que expresión tal es la síntesis más cabal que de su casi ignorada vida puede hacerse. En cuanto a su obra, si bien algo conocida antaño en Colombia, y no mucho en los tiempos presentes,es desconocida fuera de ella. Los que la han comentado no saben en qué género literario deben matricularla: si es historia, si es crónica, si es un libro de memorias o una historia anovelada, o eso que Huizinga denominaba "historia perfumada", o sea, mezcla de autobiografía, de relato fantástico y de historia documental. Tampoco nadie ha acertado a explicar a ciencia cierta por qué, en lugar delextensísimo y prolijo título original que el autor le dio a su obra, la posteridad la conoce más bien con el peregrino nombre de El Carnero. De estas peculiares características de tal obra y de su autor procuraremos tratar en el curso de este prólogo, en el cual acaso podrá encontrar algo el lector desprevenido, que pueda darle alguna luz sobre esa obra y ese autor.
PADRES DE RODRÍGUEZ FREYLEHablando de sus padres, dice don Juan: "A principios del año de 1553, entró en este Nuevo Reino el señor obispo don fray Juan de los Barrios, del Orden de San Francisco, el cual al trajo consigo a mis padres. En este tiempo había una cédula en la Casa de la Contratación de Sevilla, por la cual privaba Su Majestad el Emperador Carlos V, nuestro rey y señor, que a estas partes de Indias no pasasensino personas españolas, cristianos viejos, y que viniesen con sus mujeres" (Cap. IX, págs. 103-104, ed. 1955). Con estas palabras quiere el autor mostrar cómo sus padres vinieron al Nuevo Reino arrimados a la sombra de un buen árbol v casados como Dios y su rey mandan, y previstos de las cédulas que confirman su condición de cristianos viejos, ranciosos e hidalgos de solar conocido. Si leemos conatención una detallada carta que, con fecha 15 de abril de 1553, dirigió, desde Tamalameque, fray Juan de los Barrios a los miembros del Real Consejo de Indias, para informarles sobre las incidencias y peripecias de su viaje, desde el día en que salió de la barra de Sanlúcar de Barrameda hasta su arribo a dicho Tamalameque, podremos darnos cuenta cuán accidentado fue el viaje de los espososFreyle-Rodríguez, compañeros de ruta del señor obispo de los Barrios. Don Juan y Sofía Catalina debieron de salir de Alcalá de Henares, para encaminarse a Sanlúcar, en los postreros días de octubre de 1552. Antes de continuar, permítasenos aquí una breve digresión para aclarar una suposición de don José María Vergara y Vergara, según la cual, los padres de Rodríguez Freyle "tal vez conocieron y trataronal manco de Lepanto en sus niñeces, porque además de ser contemporáneos eran del mismo pueblo". No fue posible tal trato y conocimiento, porque cuando los Freyle-Rodríguez salieron de Alcalá para venir a Indias, don Miguel de Cervantes era entonces apenas un niño de cinco años. Llegan éstos a Sanlúcar apenas comenzado noviembre. El 4 se encuentran con el obispo Barrios y se embarcan en la misma...
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