El Caso Eladio Aponte Y La Fiscal General
Una señal inequívoca de la podredumbre y descomposición de un gobierno, se puede observar con claridad cuando el cinismo y la desvergüenza en las declaraciones de sus principales funcionarios se convierten en discurso oficial. Cuando un gobierno se quita su careta “democrática, constitucional y respetuosode la ley” y apela al lenguaje de la delincuencia, del militarismo más vulgar, estamos en presencia de un gobierno policiaco-delictivo, que asume no solo el papel de verdugo y administrador de los negocios del capital petrolero, financiero y del narcotráfico, sino también el de activo defensor de las tropelías, delitos, robos y asesinatos cometidos por los principales miembros “civiles ymilitares” de esa gigantesca banda autodenominada “gobierno revolucionario y socialista de Venezuela”.
I.- El Obligado Marco Histórico
“Yo, por el contrario, demuestro cómo la lucha de clases creó en Francia las circunstancias y las condiciones que permitieron a un personaje mediocre y grotesco representar el papel de héroe”.[1]
Hace 160 años un hombre, describiendo una situaciónparecida a la que hoy vive la sociedad venezolana, escribió:
“La revolución de febrero cogió desprevenida, sorprendió a la vieja sociedad, y el pueblo proclamó este golpe de mano inesperado como una hazaña de la historia universal con la que se abría la nueva época. El 2 de diciembre, la revolución de febrero es escamoteada por la voltereta de un jugador tramposo, y lo que parecederribado no es ya la monarquía, sino las concesiones liberales que le habían sido arrancadas por seculares luchas. Lejos de ser la sociedad misma la que se conquista un nuevo contenido, parece como si simplemente el Estado volviese a su forma más antigua, a la dominación desvergonzadamente simple del sable y la sotana...
...La sociedad es salvada cuantas veces se va restringiendo el círculo desus dominadores y un interés más exclusivo se impone al más amplio. Toda reivindicación, aun de la más elemental reforma financiera burguesa, del liberalismo más vulgar, del más formal republicanismo, de la más trivial democracia, es castigada en el acto como un «atentado contra la sociedad» y estigmatizada como «socialismo». Hasta que, por último, los pontífices de «la religión y el orden» se venarrojados ellos mismos a puntapiés de sus sillas píticas, sacados de la cama en medio de la noche y de la niebla, empaquetados en coches celulares, metidos en la cárcel o enviados al destierro; de su templo no queda piedra sobre piedra, sus bocas son selladas, sus plumas rotas, su ley desgarrada, en nombre de la religión, de la propiedad, de la familia y del orden. Burgueses fanáticos del ordenson tiroteados en sus balcones por la soldadesca embriagada, la santidad del hogar es profanada y sus casas son bombardeadas como pasatiempo, y en nombre de la propiedad, de la familia, de la religión y del orden. La hez de la sociedad burguesa forma por fin la sagrada falange del orden, y el héroe Krapülinski se instala en las Tullerías como «salvador de la sociedad»”.[2]
En Venezuela, laburguesía y el capital internacional venían trabajando por la Reforma del Estado venezolano desde los años ochenta del siglo pasado[3] y ante la crisis de gobernabilidad creada a partir del levantamiento de febrero del 1989 que puso fin a la era “democrática” bajo el dominio de los viejos partidos social democráticos[4], apeló primero, al viejo patriarca de la democracia, el Dr. Rafael Caldera,principal beneficiario del golpe de 1992, para luego lanzarse en los brazos del único partido organizado que le quedaba para concluir con la Reforma del Estado planteada: El ejército venezolano dirigido por el nuevo caudillo militar, encumbrado por los medios de comunicación de los factores de poder desde aquel célebre “Por ahora” del 4 de febrero de 1992.
Una de las consecuencias más...
Regístrate para leer el documento completo.