EL CIERVO Y EL CAZADOR
Un ciervo se hallaba bebiendo en una fuente, y se deleitaba contemplando su hermosa Imagen en el agua, muy contento de sus grandes cuernos se decía:
- ¡Qué hermosos cuernos tengo y que fuertes se ven! - y a la vez disgustado con sus largas y delgadas piernas, admiraba entretenido su imagen; enseguida escuchó los gritos de uncazador y los ladridos de los perros, ya muycercanos a él; de modo que tuvo que valerse de la ligereza de sus piernas para escapar de sus enemigos. Sin embargo al entrar en el bosque se le enredaron los cuernos en las ramas, y se dijo:
- Y ahora ¿cómo hago para zafarme? No me sirve de nada estos hermosos cuernos - y allí que el cazador lo alcanzó sin ninguna dificultad.
Al verse en tan lamentable situación cambió de parecer ycomenzó a alabar lo que menospreciaba antes.
Moraleja:
“El ambicioso piensa que los cargos y dignidades son bienes apreciables; pero si supiera a qué males expone la grandeza: - y pronto cambiaría de opinión”
La zorra y las uvas
Doña Sonia, señora muy considerada en la comarca, cultivaba en un huerto una frondosa y hermosa parra, cuyos racimos, grandes y maduros, despertaban el apetito dequienes, al pasar, los contemplaban.
Una zorra hambrienta, después de caminar mucho tiempo buscando algo con qué saciar su voraz apetito, pasó casualmente por el huerto, Y, claro está, las suculentas uvas, grandes, lustrosas y jugosas, sobresaltaron su ya desfallecido estómago.
Y al contemplar con ansias los espléndidos racimos colgados de la parra, quiso cogerlos con su hocico.
Pero, pormás que se afanaba en sus saltos y esfuerzos, no pudo coger siquiera uno de ellos.
Luego de varios intentos vanos, se alejó diciendo:
- ¡Ni me agradan! ¡Qué verdes están!
La sopa de clavo (“Cuentos para pensar”. Cuento popular europeo)
Érase una vez un vagabundo que andaba por un camino solitario cargando a hombros
sus pertenencias envueltas en un pedazo de ropa vieja. Cuando ya eracasi de noche,
el vagabundo vio al borde del bosque una casita de campo. La casita daba una
agradable sensación de calidez al reflejarse en sus ventanas el sol del atardecer.
El vagabundo anduvo hasta la casita y llamó a la puerta. Una viejecita abrió la puerta y
dijo frunciendo el ceño: "No me pida comida porque no tengo".
El vagabundo vio el fuego que ardía en la chimenea y lepreguntó a la viejecita
si podía sentarse cerca de la chimenea para entrar en calor. La viejecita le
respondió: "Claro que sí. Supongo que no habrá ningún problema. El fuego arde igual
para uno que para dos".
Así que el vagabundo dejó su fardo en un rincón y se sentó en un taburete al calor
del fuego. Al poco rato su estómago empezó a rugir. Estaba muy hambriento pero laviejecita dijo: "No tengo comida".
El vagabundo cogió un clavo que tenía en el bolsillo y lo sostuvo a la luz de las llamas
como si lo admirara. "¿Para qué quiere ese clavo?", preguntó la viejecita.
"Bueno, señora, le parecerá increíble, pero ayer por la noche comí la mejor sopa que
nunca he comido, y el ingrediente principal era este clavo".
"¿Sopa de clavo? ¿Sopa de clavo? ¡Eso esridículo!" La mujer se burlaba de
semejante idea, pero sentía mucha curiosidad.
"Sí señora, es verdad. Cocí este clavo en una olla de agua hirviendo y el resultado fue
delicioso", le aseguró.
"¿Delicioso? ¿Delicioso? ¿Cómo puede hacer una sopa deliciosa con un clavo? Tengo
que ver cómo lo hace", dijo la viejecita mientras iba a buscar una olla para hervir agua.
La viejecita ledio una olla grande al vagabundo, quien la llenó de agua hasta la mitad
y la puso en el hornillo a calentar. Después destapó la olla y echó el clavo dentro. Con
mucho ceremonial volvió a tapar la olla y regresó a su taburete al lado del fuego.
El vagabundo esperó pacientemente. Cuando oyó que el agua hervía destapó la
olla. "Sopa de clavo, deliciosa sopa de clavo. Señora,...
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