El cine

Se sienta en la tercera fila. Es imposible saber dónde se sentó ella , pero esta fila está bien. Cerca de la pantalla, donde se ubican los dos únicos y viejos altavoces; lejos de la puerta de entrada, que chirría.
Espera.
Se oyen pasos en alguna otra parte del cine, pero no en esta sala. Esta en el sótano. En la sala grande exhiben un estreno americano. Sería una exageración decir que habíacola, pero al menos se percibía un cierto revuelo. En la sala “B” se oyen, se sienten, sus pasos: el techo, el suelo que ellos pisan, tiembla, a pesar de la moqueta.
Su compañera de piso, Elena, estuvo a punto de acompañarla, pero en el último momento se lo pensó mejor. No quería ir sola pero ahí estaba
Los altavoces tiemblan, como si acabaran de hacer contacto.
Pero no se apagan las luces nisuena ninguna canción ni se proyecta nada en la pantalla que, tiene una esquina sucia y doblada hacia adentro.
La puerta de la sala cruje al abrirse: parece que no va a ser el único espectador.
Es una película francesa. Para un amante del Cine en Mayúsculas. Que en su vida solo busca lo imprescindible y trascendente, lo irremplazable, único, valioso. Como una joya.
Suena una radio.
Quien quieraque haya entrado en la sala, ha encendido una radio.
Nota cómo está a punto de tener lugar uno de sus ataques de ira.
Se agarra al reposabrazos de la butaca y se gira.
Juraría que el otro cliente de la sala es un mendigo. Lleva un abrigo de mujer, sucio y roído. Su pelo largo cae sólo por un lado de su cara, llena de manchas negras. Sostiene una vieja radio que se está quedando sin pilas en elregazo.
Se ha sentado en el otro cuerpo de butacas. El pasillo central les separa.
Ha pagado una cantidad desorbitada, en comparación con la calidad de la sala, así que se gira del todo para decir algo.
El mendigo reacciona por el ruido y un escalofrío le recorre la espalda.
Sin soltar el reposabrazos, intentando no hacer crujir otra vez la butaca, se pone en pie. De repente, quiere salir deesa sala; no cree que sea capaz de disfrutar de la película con ese hombre, y…
Las luces se apagan. Comienza la música de los anuncios.
Todo ello parece serenar al mendigo. Se vuelve hacia al pantalla. Cualquiera diría que se recuesta en el asiento, cómodo.
Sigue sin entender por qué le recomendó esa película en blanco y negro, versión original.
Saca el móvil. Se dice a sí mismo que sólo voy aconfirmar que lo ha dejado en silencio, pero la verdad es que va a comprobar algo.
Empieza la película.
Esta a punto de romper a llorar.
Quisiera ser uno de los protagonistas.
La proyección se detiene. La pantalla se queda en negro. No se encienden las luces de la sala, por lo que da por hecho que el personal del cine no se ha dado cuenta.
Esta llorando.
Oye al mendigo revolverse en subutaca. Si no sale él, lo hará él cuando no se note que se le han saltado las lágrimas.
El mendigo enciende la radio. Alguien hace algo tras la pantalla.
Tal vez, han cortado la proyección por algún problema, y hay un técnico detrás.
Se fija en la esquina sucia y doblada hacia adentro. Alguien tira de ella desde atrás y continúa doblándola, como si fuera la tapa de una lata. Se dobla lo suficientecomo para dejar a la vista una puerta.
Esta en el sótano. Si detrás de la pantalla hay una puerta, debe dar a la calle. No hay nada raro en eso.
Mira al mendigo. Se ha incorporado un poco en su butaca.
El mendigo habla a la pantalla en un idioma raro y la puerta de detrás de la pantalla se abre.
Un extraño ser se descuelga por el marco, y repta por la pared hasta llegar al patio de butacas.Instintivamente, levanto las piernas. No quiero que eso continúe reptando por debajo de las butacas y me roce, aunque sea por error.
Pero no tengo de qué preocuparme. Se pone en pie.
Pudiera ser humano, si no fuera porque es exactamente la mitad de ancho que la persona más delgada que haya conocido nunca. Y su piel, blanca, translúcida, es extraña. Inestable. Todo parece fluir y revolverse bajo...