El club de los olvidados

El club de los olvidados
Existe desde hace 11 años, en Alcalá de Guadaira, un asentamiento chabolista conocido popularmente como “La Verea”, donde se puede apreciar el extremo contraste de la sociedad actual.

Desde mediados de la primera década del siglo XXI la profesora María José Lera lleva a cabo, anualmente y en fechas navideñas, una práctica con sus alumnos de quinto de Psicología en elmarco de la asignatura “Orientación e intervención psicopedagógica”. Esta acción consiste en la entrega de regalos a los niños que allí viven. El lugar está habitado en su mayoría por personas de etnia gitana, sobreviviendo en condiciones infrahumanas de escasez de alimentos, salud e higiene.
Los alumnos forman parte del evento de manera voluntaria y libre, de tal modo que no toda la clase seinvolucra en él, aunque la participación es considerablemente alta.
El acto solidario en la que consiste el ejercicio se llama “Los cinco deseos”, y está compuesto por dos visitas al asentamiento. En la primera de ellas, los alumnos se dividen en grupos y se acercan a las distintas viviendas que componen “La Verea” para anotar en una cartulina lo que quieren los niños y niñas, así como suspadres.
Cada niño pide los cinco juguetes que desea, y cada grupo en cuestión se compromete a conseguir los de todos los críos cuyas peticiones hubieran anotado. Por otro lado, las madres de cada familia también piden algunos enseres, tanto para ellas como para sus maridos. No escapa a la vista que estos últimos pedidos se hacen más por necesidad que con el fin de cumplir deseos, puesto que suelenser ropa o alimentos.
Según Fernando Moreno, estudiante de 5º de Psicología, esta primera visita sirve también para ponerse en contacto con la realidad de las familias, puesto que, en su opinión, “Ninguno de los que participamos en la acción somos conscientes de lo que ocurre allí hasta que no lo tenemos delante”.
La segunda visita es la más esperada tanto por los alumnos como, sobre todo, porlos chiquillos que, en esta ocasión, reciben todo lo que han pedido. Desde la llegada de los primeros coches al lugar, la mayoría de los residentes muestran su nerviosismo y alegría. Los más pequeños se acercan a los estudiantes, ansiosos por ver sus juguetes, y deseosos de comprobar que está todo lo que esperan.
“La sensación de uno cuando les mira a la cara y descubre la mayor expresión defelicidad que pueda existir, mientras cantan ¡ya vienen los reyes magos!, es indescriptible”, comenta Mario, otro de los participantes en la práctica.
El éxito en lo que se refiere a cumplir con las peticiones suele ser muy alto, aunque todos los años hay ciertos artículos que no se pueden conseguir porque sobrepasan las posibilidades económicas de los alumnos, sobre todo aparatos como lasvideoconsolas.
Entre una y otra visita a los estudiantes les toca organizarse, con la ayuda de la profesora, para conseguir todos los pedidos. Tratan de distribuirlos de tal manera que cada uno individualmente tenga que gastar la menor cantidad de dinero posible. Al margen de estos obsequios, se obtiene además una enorme cantidad de ropa y alimentos que son llevados a las familias.
La valoraciónpersonal que los participantes hacen, sobre la práctica solidaria en sí misma, es positiva. Esos dos días que fueron a las afueras de Alcalá pudieron percibir cómo tanto los niños y niñas como sus madres les recibían con los brazos abiertos, depositando en ellos un grado de ilusión máximo.
Sin embargo, más allá de los momentos agradables, siempre queda un regusto amargo porque, al igual que pasa entodos los ámbitos de la vida, cuando te enfrentas directamente a una realidad, ya no puedes ignorarla u olvidarla. Las condiciones en las que viven las familias en ese lugar no pueden dejar indiferente a nadie y, una vez que se entra en contacto con estas situaciones, la frustración por no hacer algo más resulta inevitable.
Fernando, joven comprometido con más de una causa social, añade que...