El conflicto de las interpretaciones
EL CONFLICTO DE LAS INTERPRETACIONES
ENSAYOS DE HERMENÉUTICA
Segunda parte Hermenéutica y psicoanálisis
(fragmento) Lo consciente y lo inconsciente
Para quien ha sido formado por la fenomenología, la filosofía existencial, la renovación de los estudios hegelianos y las investigaciones de tendencia lingüística, el encuentro con el psicoanálisis constituye una conmociónimportante. No es tal o cual tema de la reflexión filosófica aquello que se trata y discute, sino la totalidad misma del proyecto filosófico. El filósofo contemporáneo se encuentra con Freud en los mismos parajes en los que halla a Nietzsche y a Marx; los tres se erigen ante él como protagonistas de la sospecha, como desenmascaradores. Un problema nuevo ha nacido: el del engaño de la conciencia, de laconciencia como engaño; dicho problema no puede constituir un problema particular entre otros, pues lo que está en cuestión de manera general y radical es aquello que, para nosotros –buenos fenomenólogos–, constituye el campo, el fundamento, el origen mismo de toda significación: la conciencia. Es necesario que lo que en un sentido es fundamento, en otro sentido parezca prejuicio: el prejuicio de laconciencia. Esta situación es comparable a la de Platón en El sofista: habiendo comenzado como parmenídeo, como abogado de la inmutabilidad del ser, se vio obligado por el enigma del error, de la opinión falsa, no sólo a dar derecho de ciudadanía al no-ser entre los “géneros más importantes”, sino sobre todo a confesar que “la cuestión del ser es tan oscura como la del noser”. Deberemos, pues,reducirnos a una confesión semejante: el problema de la conciencia es tan oscuro como el problema del inconsciente. Con esta actitud de sospecha relativa a la conciencia en su pretensión de saberse a sí misma en el comienzo, puede el filósofo presentarse ante psiquiatras y psicoanalistas. Si, finalmente, se desea
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acceder a la correlación de la conciencia y del inconsciente, será necesario atravesar primero la árida zona de la doble confesión: “no comprendo el inconsciente a partir de lo que sé de la conciencia, o incluso del preconsciente” y “ya ni siquiera comprendo lo que es la conciencia”. Éste es el beneficio esencial de lo más antifilosófico, más antifenomenológico en Freud: merefiero al punto de vista tópico y económico aplicado al conjunto del aparato psíquico, como puede verse en el famoso artículo metapsicológico dedicado a “Lo inconsciente”. A partir de este desamparo fenomenológico sólo pueden percibirse interrogantes que se convierten nuevamente en fenomenológicos, tales como: ¿cómo debo pensar y volver a fundir el concepto de conciencia de manera que elinconsciente pueda ser su otro, de manera que la conciencia sea capaz de ese otro que aquí denominamos inconsciente? Segundo interrogante: ¿cómo, por otra parte, llevar a cabo una crítica –en sentido kantiano, es decir, una reflexión sobre las condiciones de validez, y también sobre los límites de validez– de los modelos que el psicoanalista constituye necesariamente si quiere dar cuenta del inconsciente?Esta epistemología del psicoanálisis es una tarea urgente: ya no podemos contentarnos, como lo hacíamos veinte años atrás, con la distinción entre método y doctrina; ahora sabemos que en las ciencias humanas, la “teoría” no es un agregado contingente: es constitutiva del objeto mismo; es “constituyente”: el inconsciente como realidad no puede ser separado de los modelos tópico, energético, económicoque gobiernan la teoría. La “metapsicología” –para hablar en términos de Freud- es, por así decir, la doctrina; pero la doctrina en la medida en que posibilita la constitución misma del objeto. Aquí, doctrina es método. Tercer interrogante: más allá de la revisión del concepto de conciencia impuesta por la ciencia del inconsciente –más allá de la crítica de los “modelos” del inconsciente–, está...
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