EL CONFLICTO LABORAL Y KAFKA Por Mario Elffman

Reflexiones sobre las facultades disciplinarias del empleador: cuestionamiento de sus orígenes.


Intentemos una aproximación a la cuestión de las potestades disciplinarias del empleador, sin necesidad de abordarlo en términos estrictamente jurídicos en una primera fase. Así, podemos entender que se trata de la facultad de ejercer la corrección de la conducta de aquellos dependientes que,según entiende el empleador, han violado o no han respetado o no han cumplido alguna de las obligaciones derivadas de su contrato de trabajo. Planteado de esta manera parece no haber dudas que esta potestad constituye la más potente manifestación de que esta relación dialéctica surgida en el seno de las relaciones de trabajo entre empleado y empleador, es vertical y por ende esencialmente desigual.Queda evidenciado entonces que además de las facultades de organización y dirección de los recursos materiales con los que cuenta el propietario de los medios de producción, también cuenta con las potestades organizativas, correctivas y sancionatorias sobre sus “recursos humanos” (expresión más que desafortunada, pero eso es otra historia).
Ahora bien, como un segundo paso podemos interrogarnosacerca de la fuente de aquellas potestades, o en otras palabras, de qué origen el empleador adquirió el derecho de corregir a sus dependientes frente a lo que él entendió que representaba una falta cometida, potestad que el empleador automáticamente deja de poseer ni bien traspone la puerta de su fábrica, de su comercio, de su taller, y que tampoco tiene respecto de personas que no sean susempleados. En términos simples, parece sencillo entonces determinar que lo detenta solamente en su ámbito de poder laboral y respecto a quienes se hallan sometidos al mismo. Pero por otro lado, no hay dudas que el monopolio del poder coercitivo y sancionatorio en una sociedad democrática y organizada en torno a las libertades y las garantías individuales, le corresponde al Estado y no a losparticulares. Parece entonces que en el ámbito de las relaciones laborales el Estado ha delegado una porción de ese poder correctivo y coercitivo en cabeza de millares de personas que guardan el carácter de empleadores. Así lo ha hecho a través de la legislación que regula las relaciones de trabajo.
Pero veamos, el Estado mismo como empleador en el ejercicio específico de esas facultades como tal, prevéen su propio seno una serie de pasos previos a la sanción en sí y de procedimientos administrativos internos de averiguación, de investigación, de recolección de pruebas, de formación de una causa a fin de determinar si la falta efectivamente sucedió y si revistió la gravedad necesaria para dar lugar a una sanción, concediéndole al empleado la posibilidad de ejercer su derecho de defensa frente ala imputación de incumplimiento, máxime si la sanción a aplicarse es la más grave posible, es decir, el despido. Podemos observar fácilmente que en el ámbito del empleo privado esto no es así: aún en el caso de la sanción más grave, que es privar al empleado de su medio de vida, puede ser ejercida en el momento de su aplicación sin más límite que la propia conciencia del empleador. Si bien esverdad que al aplicar las sanciones el empleador debería observar lo dispuesto por los arts. 67 y 68 de la Ley de Contrato de Trabajo, lo cierto es que en la aplicación inmediata el empleador puede echar mano de la sanción que a su criterio corresponda, pudiendo fácilmente excederse en el ejercicio de sus facultades.
Frente a la sanción, que puede asimismo significar como en el caso de lasuspensión, la privación de la percepción del salario durante los días que disponga el empleador, si el dependiente quiere (o necesita, como sucede más frecuentemente) acceder a la percepción de su remuneración, no tiene otra opción más que cuestionar judicialmente la sanción para poder lograr, en el mejor de los casos, que luego de tramitado todo el proceso pueda acceder al reconocimiento de que aquella...