El Continuo Descubrimiento

Cuando los cuartos comienzan a cambiar es cuando hay que preocuparse, decía mi padre, o el señor, como le gustaba que lo llamara. Apuntar a una puertay descubrir que es otro cuarto es escalofriante. No pasan del baño, los 2 dormitorios, el comedor, la cocina (que se comparte con el lavadero) y elbalcón, pero es siempre aleatoriamente entre ellos. Lo peor viene cuando, por momentos, la gente con la que convivo se parece a mi familia, incluso en suscostumbres o maneras de ser.
Mirar el bastón que perteneció al señor a un costado de la puerta de entrada de la casa, para luego darme cuenta que enrealidad está al lado de la mesa, me hace pensar que el sigue acá, es entonces cuando necesito ir al baño. Vergonzoso es darse cuenta que mis pantalonesestán húmedos por no llegar a mi destino, la culpa la tiene la casa y su extraña manera de comportarse.
Acostarme a dormir y que esta gente, luego depreguntarme si estoy bien o si necesito algo, se ponga a escuchar música creyendo que con el volumen bajo no molesta. Igualmente no les voy a decir nada,porque aunque no me guste el tipo de ruido que escuchan a mi me ayuda a no recordar al señor.
Me levanto temprano siempre para ahorrar el tiempo queme lleva encontrar la cocina y el mate, encarar la tele para mi solo y relajarme de mis pensamientos. Nunca me pasó, pero me da mucho miedo abrir unapuerta y verme a mi de frente allí mismo como en un espejo, o ver mi espalda en el otro extremo del cuarto abriendo una puerta.

Javier Matías Gallego