El criminalista
UN HERMOSO PAISAJE
Texto: Carlos Martínez Fotos: Bernat Camps Parera
Policías custodian una milpa en la que se descubrió un cementerio clandestino.
El criminalista proyecta la sombra de sus manos sobre el terreno que planea excavar.
W
illiam está muerto y ahora se me deshace entre las manos cuando intento sacarlo del lodo. Está blanco y mínimo y desde su tumba me dala mano. Israel, a mi lado, sigue palmeando la tierra, metiéndole guante en el útero -cada vez más fétido-, haciéndola parir el cadáver de William y adivinando qué fue lo que pasó... ***
Mediados de 2009. Un grupo de hombres jóvenes camina en lo oscuro, por la angosta vereda que atraviesa una finca cafetalera en Santa Ana. Conocen bien el terreno y adivinan cada vez que el sendero se retuerceentre piedras o se lanza ladera abajo en medio de los arbustos. Esta noche uno de ellos va a morir, pero él no lo sabe. ***
Junio de 2010. Las llantas de la todoterreno hacen fiesta en un charco y brincan en un camino que evidentemente no fue pensado para carros; o más bien, que no fue pensado. Buscamos un sendero que nos lleve al corazón de esta inmensa finca. La comitiva está compuesta por unpick up lleno de policías, una todoterreno negra y un último vehículo en el que viajan dos periodis-
tas convencidos de que se están metiendo en un terreno-trampa. Este resulta ser un camino sin salida, que acaba en un yacimiento de piedras, intransitable para el más fiero de los carros. Uno de los policías baja a examinar el lugar y lo recorre haciendo gestos de desaprobación. La solución, diceel policía, sería estacionar aquí y caminar los dos kilómetros que faltan para llegar. Los
dos agentes que deberán quedarse al lado de los vehículos haciendo guardia se miran asustados. El sitio es ideal para una emboscada perfecta. Un oficial decide que será mejor probar suerte por otro flanco y los dos policías respiran aliviados. Después de desandar el primer camino, la comitiva se detienefrente a una casa campesina, con su cerco de alambre y palos; con
su pozo surtidor de agua; con un inmenso árbol de mango que le da sombra a la casa de bahareque. Un policía baja del pick up y abre el falso como si aquello fuera suyo. “Pasen, aquí pueden dejar los carros”. Una mujer se asoma por la puerta y vuelve a esconderse. Nadie nos da la bienvenida. De la todoterreno negra bajan lafiscal a cargo de la expedición e Israel Ticas, el tipo que nos ha traído hasta aquí y cuyos talentos hemos venido a apreciar en persona. Dicen que habla con la tierra. Él se cambia las zapatillas deportivas por unas botas milita-
res gastadas y lodosas y comienza a seleccionar el equipo que usará en esta expedición: dos palas regulares, una palita angosta y filosa, un azadón, algunos picos, unabolsa de guantes de látex, mascarillas y una caja blanca repleta de escobillas, pinceles, rastrillos y un sinfín de instrumentos que en otras manos definirían a un jardinero cuidadoso.
tal las cosas van cambiando. De pronto ya no es parte de un grupo, sino que está solo y rodeado. A veces la diferencia entre una cosa y otra es tenue, muy tenue. William cae en cuenta de que es prisionero y quetiene los caminos cercados; que ha caído en una trampa, en medio del lomo perdido de un cerro sembrado de café. Los homeboys no son sus amigos y, sin saberlo, él les debe su vida. * * * Antes de esta noche, William vivía en la comunidad de colonos Mediados de 2009. Poco a poco dentro de esta finca santaneca y William va entendiendo el paseo. se buscaba la vida en los alredeMientras se adentran en elcafe- dores del mercado Colón. Según
Fiscales, policías, criminalista y periodistas forman la caravana que buscará un cadáver en una finca santaneca.
se dice, no hacía nada en particular, malvivía de lo que se puede malvivir por aquí: ora cargo esto, ora arrastro este bulto, ora ayudo a vender o a parquear o a limpiar, ora grito... lo que sea. Alguna vez intentó irse a Estados Unidos para...
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