El Cuadrag Simo Oso

El cuadragésimo oso
No se crean que he terminado con los osos. No, aún tengo que hablarles del oso fatal, del único oso que realmente tiene que temer un cazador, por valiente o hábil que sea. Me queda hablarles del cuadragésimo oso. Uno puede matar treinta y nueve osos sin recibir ni un rasguño, pero el cuadragésimo oso vengará a los treinta y nueve primeros. Es esta una creencia tan extendidaen Rusia que hasta el más atrevido, el más hábil, el más diestro cazador, que no ha pestañeado en los treinta y nueve primeros osos, atacará temblando al que hace cuarenta. Y, si ataca al cuadragésimo oso temblando, el cuadragésimo oso se le escapará, pero al cuadragésimo oso no se le escapará el cazador. A la fuerza tiene que haber algo de verdad en todo esto, puesto que en Rusia hay veinte,treinta, cien cazadores quizá, que han muerto atacados por el cuadragésimo oso. Una vez muerto el cuadragésimo oso, el cazador ruso, si tenía la costumbre de cazar osos con cuchillo, los atacará con una navaja; si tenía la costumbre de cazarlos con escopeta, los cazará con un revólver de bolsillo. Decimos si tiene la costumbre de cazarlos con cuchillo, porque en Siberia el cosaco, como nuestro montañésde los Pirineos, caza los osos con cuchillo. Cuando ha descubierto la guarida de un oso, se pone la capucha de cuero a prueba de garras, coge la ragatina(horca) con la mano izquierda y se va a buscar a su mujer, si está casado, o a su amante, si está soltero, para que ella le ate el cuchillo al brazo. Una vez atado el cuchillo, el hombre se pone en marcha, va directo a la guarida del oso y loataca cuerpo a cuerpo, separándole con la mano izquierda la cabeza mediante la ragatina, mientras con la mano derecha le abre el vientre desde el ombligo hasta el esternón, siguiendo una línea lo más recta posible; porque la cuestión no es sólo matar al oso, lo principal es no estropearle la piel. A propósito de esto hay un delicioso cuento de Krylof; por desgracia, no tengo a mano las obras delcélebre escritor; de lo contrario les contaría el cuento. Pero, a cambio de ese cuento, les voy a relatar una historia. Un cosaco siberiano de cincuenta años, que había matado ya a treinta y nueve osos, salió a cazar el número cuarenta, acompañado por su hijo, un joven de unos veinte años, y armado con una carabina en vez de con su cuchillo. Llevar la compañía de su hijo y utilizar la carabina en vezdel cuchillo eran precauciones que tomaba debido a la gravedad de la circunstancia. Ya hemos dicho que el cosaco iba en busca de su cuadragésimo oso. El hijo iba armado con la ragatina y el cuchillo. Pues bien, de repente, en lugar de un oso, sale a su encuentro un leopardo que, por la belleza de sus colores y la ferocidad de su aspecto, no desmerecía en nada al que Dante encontró en su camino, alprincipio del camino de la vida. Evidentemente, el animal se había extraviado de su país natal: según toda probabilidad, venía de la India y, a través del Asia Central, había llegado hasta aquellos magníficos climas de la Siberia del Sur, a Barnaul, junto al lago de Aral, en cuyas orillas crecen las más espléndidas plantas de la China.El muchacho, que nunca había visto un animal tan formidable,tuvo miedo.
El leopardo se dirigía contra su padre; en vez de auxiliarlo, salió huyendo. El cosaco, con la sangre fría de un viejo cazador, esperó a que el animal estuviera a veinte pasos de él, le apuntó a la cabeza y disparó. El animal dio un salto gigantesco y cayó muerto. El cosaco se volvió hacia su hijo para ver si, tras el disparo, volvía; pero el joven ni siquiera giró la cabeza, seguíahuyendo. Entonces, el cosaco volvió a cargar la escopeta, se puso el cuchillo entre los dientes, y caminó hacia el animal. No conocía las costumbres de aquella raza, pero el parecido que tenía con la de los gatos le hacía temer alguna traición. Llegó junto al animal, el animal estaba muerto. Era un leopardo de la más grande y más hermosa especie, cuya piel valía setenta y cinco rublos al menos. El...