El Cuerpo Erógeno:

EL CUERPO ERÓGENO:
ENTRE SIGNIFICANTE Y GOCE
 
Uno de los hallazgos fundamentales del psicoanálisis es la existencia de una ruptura entre la sexualidad animal y la humana. El comportamiento sexual humano muestra un carácter que puede llamarse "anómalo".
La sexualidad animal tiene diversas características, la más importante, la que le otorga un carácter estrictamente natural, es la existenciade una dualidad complementaria macho-hembra, dualidad que se sostiene por la presencia de un instinto sexual que asegura una atracción recíproca y universal: todo macho es atraído por toda hembra y viceversa. Esta sexualidad aparece, por otra parte, articulada a la función reproductora.
En el ser humano, en cambio, la sexualidad se halla en buena medida desligada de la función reproductora y enella no tiene ningún lugar la idea misma de dualidad complementaria. La razón de esta falta fundamental en torno a la cual se organiza la sexualidad es el hecho de que el ser humano es un ser hablante, inscripto en el campo del lenguaje desde antes de su existencia como organismo.
El lenguaje como organizador de la vida humana trastorna las necesidades que provienen de la constitución biológica.De este modo cierra el camino para una satisfacción enteramente "natural". En tanto el lenguaje pre-existe, todas las necesidades del individuo deben someterse inevitablemente a su estructura, lo que quiere decir que se inscriben en un registro que depende de la palabra: la demanda.
De hecho, quien habla demanda. La demanda está implicada en toda palabra y tiene como efecto la producción de unapérdida, la pérdida de satisfacción respecto de la necesidad. Esta pérdida es la consecuencia del carácter siempre equívoco de la palabra en tanto el significante significa siempre otra cosa, más allá de lo que aparentemente dice. No hay, por lo tanto, lazo unívoco entre significante y significado. La sola articulación de la palabra introduce una discordancia entre lo que está en el origen delmensaje y lo que responde a su llamada. El malentendido es así la ley universal de la "comunicación".
En la medida en que no hay en el lenguaje un lazo unívoco, el significante no designa nada, produce más bien, al articularse con otro, efectos de significado. El significante no es idéntico a su significación, no puede significarse a sí mismo, es decir, hay en su estructura una discordancia fundamentalque puede decirse así: eso jamás es eso. El significado, por su parte, se desliza bajo el significante que siempre significa otra cosa. Aquí se ubica la causa de lo que puede llamarse fracaso de la demanda, fracaso que es resultado de la división de ella consigo misma: lo que se dice es eso y a la vez otra cosa. Esta división es homologa a la del sistema mismo de la lengua, carente de univocidad,y su efecto es la división del sujeto que se escinde, en cada una de sus palabras, entre un enunciado en el que formula explícitamente lo que aparentemente demanda y una enunciación que es lo "otro" que se dice más allá de los propósitos o intenciones, que es entonces lo inconciente.
Ahora bien, precisamente allí donde la demanda fracasa se origina el deseo, que es la huella de esa pérdida desatisfacción: "El deseo se esboza en el margen donde la demanda se desgarra de la necesidad [...]".1 En este sentido, la inevitable insatisfacción de la demanda toma el carácter de función que preserva el deseo, pero con un precio: la ausencia de armonía entre el sujeto y el mundo. El orden simbólico divide al sujeto que queda marcado por la imposibilidad de la satisfacción desde su inserción en él.El deseo existe como consecuencia de la demanda y es, en el despliegue de ésta, el resto insatisfecho que ella produce. Pero el deseo no se articula solamente a la demanda, es decir, a lo que el lenguaje permite decir, también tiene una relación fundamental con aquello que en la estructura de la lengua —en tanto sistema incompleto, no-todo— puede considerarse como lo imposible de decir, el...