El Delfin
El Delfín
Historia de un Soñador
plural
Al soñador que todos llevamos dentro
Confío en que tus sueños se hagan
realidad, soñador, y en que te
proporcionen siempre
felicidad y sabiduría
Los primeros rayos del sol matutino se filtraron suavemente a través de
las nubes, revelando la primitiva belleza de un remoto atolón que relucía como una joya en medio de unmar profundo y azul.
Una tormenta tropical acababa de estallar en aquella zona, y un impresionante oleaje, generado a lo lejos, se precipitaba sobre el arrecife. El plácido océano se había convertido en un tumultuoso torrente de olas y espuma.
De pronto, justo en el momento en que una gigantesca ola iba a romper
contra el arrecife, un joven delfín surgió de las profundidades del mar. Atravesóla ola dibujando una leve estela sobre el muro de agua y esforzándose
en mantener el equilibrio entre la base y la cresta, sin atreverse casi a respirar...
La curva descrita por el agua lo envolvió poco a poco hasta alojarlo en
la cavidad de la ola: el lugar soñado por todos los surfistas.
Después de realizar una pirueta, el delfín atravesó el muro de agua para salir airoso del rizo de la ola.Aquélla sería la última ola sobre la que se deslizaría esa mañana, decidió, y comenzó a nadar en dirección a la laguna del atolón; estaba agotado
pero feliz.
Daniel Alejandro Delfín y las olas eran inseparables. Desde la salida
hasta la puesta del sol, Daniel dedicaba todo el día a practicar el dominio de
laS olas, llegando incluso a perder la noción del tiempo. En su vida, lo másimportante era el tiempo que pasaba deslizándose sobre ellas.
Este ejercicio era su gran pasión. Llevaba esta afición en la sangre y en
el alma, le hacía sentirse libre. Le ayudaba a alcanzar una íntima comunicación con el mar, haciéndole comprender que el océano no sólo era una misa
de agua en movimiento, sino algo vivo, pletórico de sabiduría y belleza.
Daniel Delfín era un soñador. Estabaconvencido de que la vida no sólo
consistía en pescar y dormir, de modo que había decidido dedicar todas sus
energías a descubrir el auténtico objeto de su existencia a través de su gran
afición, dominar el empuje de las olas, y de la sabiduría del mar. Ese era su
sueño.
Desde el principio, su forma de pensar le acarreó no pocos problemas
con sus compañeros. Muchos de ellos no entendían qué tratabade conseguir.
Todas las mañanas, mientras se preparaban para ir a pescar, los demás
delfines observaban a Daniel dirigirse hacia el arrecife, dispuesto para dedicarse a su ejercicio favorito. ¿Cómo podía perder tanto tiempo en algo que
no le ayudaba a encontrar comida? A sus amigos les parecía una locura.
Una tarde, cuando Daniel regresaba de sus prácticas, su mejor amigo,
Miguel BenjamínDelfín, le preguntó:
—¿Qué diablos te propones, Daniel? ¿Por qué arriesgas tu vida en el arrecife? ¿Qué es lo que tratas de demostrar?
—No trato de demostrar nada. Sólo quiero descubrir todo lo que pueda
a través del mar y del dominio de las olas. Eso es todo.
—Muchos de tus amigos están convencidos de que un día te matarás en
el arrecife. Deslizarse sobre las olas pequeñas era divertido cuandoéramos
jóvenes, pero te estás pasando. ¿Por qué no te dedicas a pescar en lugar de
perder el tiempo haciendo ejercicios en el arrecife?
Daniel Delfín miró fijamente a su viejo amigo y, tras reflexionar unos
instantes, respondió:
—Echa un vistazo a tu alrededor, Miguel. Nuestro mundo está lleno de
delfines que se pasan el día pescando. No tienen tiempo de perseguir sus
sueños. En lugarde pescar para vivir, viven para pescar. —Daniel hizo una
pausa y prosiguió con nostalgia—: Recuerdo a un Miguel Delfín joven y
fuerte, capaz de pasarse horas contemplando las olas, imaginando que se
deslizaba sobre uno de esos descomunales muros de agua, soñando. Ahora
sólo veo a un delfín asustado que lo único que hace es pescar, a un delfín temeroso de vivir sus sueños.
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