El Derecho De Autodeterminaci N De Los Pueblos
El poder de los Estados modernos sobre sus subditos - se dice -emana del pueblo. No es la gracia de Dios la legitimación preferida del poder de un caudillo, de un monarca o de un político de punta: es la voluntad del pueblo. El avatar de las naciones, empeñadas en imponer sus aspiraciones nacionales, se transfigura entonces en la realización de unmandato de los pueblos.
Este mito consagra el derrumbe del socialismo real, y lo cuenta como un despertar de pueblos que, cansados del maltrato e impulsados por el ideario más puro de su nacionalidad, se alzaron para reclamar que sus Estados introdujesen cambios políticos que, por lo demás, el "mundo libre" consideraba como hacía ya tiempo necesarios. Para remacharla, estadistas de uno y otrolado, personajes autorizados por el hecho de que nadie duda de que son ellos quienes rigen los destinos de sus pueblos, afirman con inimitable desenfado que lo que ocurre - pogromos mediante - es algo muy natural: la práctica, por parte de los pueblos, de su derecho a la autodeterminación. ¡Puros cuentos!.
Los derechos y los pueblos
A diferencia de otros principios y normas establecidos por el ordenestatal, que le son familiares como las reglas del juego que hay que obedecer, al compatriota común el derecho de autodeterminación de los pueblos le es completamente ajeno. En su ajetreada vida, dediqúese a lo que se dedique, carece de toda ocasión para disfrutar o para infringir ese derecho, al que, como subdito nacional, pareciera tener algún derecho. ¿Acaso no se trata del derecho más elevado aque puede aspirar un pueblo?
Por supuesto que sí. Y, por lo mismo, el derecho se refiere expresa, concisa y exclusivamente al pueblo, abstrayendo de la masa de compatriotas que lo integran. En la ilustre abstracción pueblo, los catalogados como compatriotas no figuran como lo que son: obreros, patrones, políticos o toreros, sino como las partículas idénticas de un ser colectivo nacional queexiste como tal por la pura razón de estar sometido a la fuerza de una misma autoridad estatal. Una vez hecha la abstracción pueblo, una entelequia racial o histórica, surge radiante el derecho a la autodeterminación para reclamar, en nombre de la raza, la historia o la fe un fictivo "destino en lo universal"; como si fuera poco el destino real de un pueblo determinado sistemáticamente por la políticade la fuerza estatal a la que hay que obedecer. Porque todo pueblo moderno muy honrado está con los derechos y deberes otorgados. Desde que se levanta hasta que se acuesta, la vida de un compatriota cualquiera transcurre en los marcos que la ley le fija y dentro de los cuales se le permite perseguir sus ubérrimos intereses, compitiendo contra los demás. Además de votar, está obligado a ganardinero para existir y a servir, con su vida y sus bienes, a la autoridad nacional.
Por lo tanto, los miembros de una nación, todos libres e iguales ante la ley, en la medida en que se comporten de acuerdo a lo que el derecho les señala y permite, son compatriotas que están perfectamente autodeterminados. Siempre que actúen según las leyes, son completamente libres. En caso contrario, caen en lacategoría de delincuentes, experimentando en carne propia que la conveniencia de perseguir el interés propio existe exclusivamente dentro de los términos del derecho que el monopolio estatal de la fuerza mantiene en vigor.
¿Qué razón pueden tener entonces los sumisos miembros de un cuerpo social, ocupados ya de por sí en gozar de la más completa libertad dentro de los marcos del orden vigente, para,encima, preocuparse por el ejercicio de la facultad que les otorga el derecho a la autodeterminación? Pues ninguna.
Los agentes del derecho de los pueblos a la autodeterminación
Las informaciones que se publican sobre la vigencia del derecho de autodeterminación de los pueblos son, por lo general, decepcionantes: se le constata menoscabado o pisoteado sin piedad. De los informantes llama enseguida...
Regístrate para leer el documento completo.