EL DESARROLLO PROFESIONAL DOCENTE Y LAS RESISTENCIAS A LA INNOVECIÓN EDUCATIVA
EL DESARROLLO PROFESIONAL DOCENTE Y LAS RESISTENCIAS A LA
INNOVECIÓN EDUCATIVA
INNOVACION EDUCATIVA Y DESARROLLO
PROFESIONAL DOCENTE
Mario de Miguel Díaz
Julián Pascual Díez
José Luis San Fabián Maroto
Paloma Santiago Martínez
Pág. 15-39
Existe una conciencia generalizada de que es necesario adecuar el sistema educativo a
las demandas y exigencias sociales, paralo cual resulta inevitable introducir
periódicamente procesos de reforma e innovación educativa. De hecho, en el momento
presente, estamos ante un proceso que supone un cambio importante no sólo en la
organización y funcionamiento de nuestro sistema educativo sino también en la
renovación de los contenidos en todos los niveles de la enseñanza.
Aunque la opinión predominante es favorable a lanecesidad de introducir cambios en el
sistema educativo, no obstante se constata entre el profesorado de todos los niveles una
actitud de recelo ante procesos concretos, lo que impide que las «reformas» sean
acogidas favorablemente. De alguna forma, parece existir una sutil y silenciosa conspiración
para que las cosas continúen como están, para no alterar el status quo
establecido. Lasdificultades y problemas propios de todo proceso de cambio se utilizan
como argumentos para descalificar sus ventajas y oponerse así a las exigencias que
conlleva la puesta en práctica de la innovación. No debemos olvidar que -al igual que en
la mecánica se cumple el principio acción-reacción de Newton- todo proceso de reforma
genera uno de contra-reforma de igual intensidad y en sentido contrario.En términos
parecidos se expresa Huberman (1973) al señalar que la resistencia al cambio entre el
profesorado es inversamente proporcional a la necesidad con que los mismos profesores
demandan procesos de innovación.
El análisis de los factores que contribuyen a formar y consolidar estas resistencias es
ciertamente complejo, por lo que toda aproximación al tema resulta casi siempre parcial(Escolano y otros 1985, Rivas 1988, Pineda 1991). En algunos casos, los problemas
surgen desde el propio sistema en tanto que institución que trata de preservar su identidad,
mantener el equilibrio entre los elementos que la conforman y evaluar su eficacia en
relación a unos estándares claramente establecidos. En otros casos, son las unidades
internas del sistema las que se oponen a la adopciónde innovaciones porque temen
perder su prestigio al colocarles en una situación de inseguridad. Este tipo de actitudes
ponen de relieve la escasa importancia que la cultura de las organizaciones -
especialmente las educativas- atribuyen a los procesos de cambio y la necesidad de
consolidar, dentro de las instituciones, unidades y agentes que generen actitudes
favorables hacia una «cultura dela innovación».
A las resistencias propias de todo sistema debemos añadir aquellas que son
características de los sistemas educativos. El divorcio que habitualmente se establece
entre teoría y práctica lleva a considerar toda propuesta de innovación como una «obra de
iluminados» que organizan o especulan sobre la realidad escolar sin conocerla. Por esta
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razón, se poneen cuestión que los procesos de cambio que se proponen desde la
Administración conduzcan a resultados mejores, relativizando así la filosofía de toda
innovación. En muchos casos los argumentos que justifican las resistencias se refieren a
la no participación en los procesos de decisión, a la burocratización del sistema, a la falta
de competividad del mismo y a la ambigüedad con que seestablece la relación entre los
objetivos de una reforma y los medios que se arbitran para ello. La consecuencia lógica
de todo ello es que las instituciones educativas son claramente conservadoras y poco
permeables a procesos de cambio (House, 1988; De Miguel, 1989).
Ahora bien, asumiendo las consideraciones anteriores que se plantean a nivel
institucional, todos sabemos que son los profesores...
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