El dia de las Abuelas
Hace mucho, mucho tiempo, el duende Brincatablón, que era tan pícaro y ladrón, les robó la memoria a todas las abuelas y corrió a esconderse en la cuevadel bosque donde vivía.
Una vez allí, tomó la almohada de su cama y le sacó el relleno de lana. Volvió a llenarla con su precioso botín y la cosió.
Desde entonces, cuando se iba a dormir, escuchabauna historia diferente cada noche, proveniente de las memorias de las miles de abuelas.
Así, el pícaro duende pensaba tener cuentos para oír durante toda su vida.
¡Qué sorpresa se llevaron loschicos al día siguiente, cuando les pidieron a sus abuelas que les contaran un cuento!
_ ¡Qué raro…no me acuerdo de ninguno!_ decían las viejitas.
_ ¡Vamos, “abue”, aunque sea el mismo de anoche!
_¡Tampoco lo recuerdo!_ respondían ellas, sin comprender cómo, de un día para el otro, habían olvidado todos sus relatos.
De nada sirvieron los jarabes que les recetaron los doctores ni los yuyos mágicosde las curanderas. Las abuelas no lograban recordar ni un solo cuento. Se acordaban de alguna que otra receta de cocina, de algún remedio casero para curar o de cómo bordar un mantel.
Pero ninguna deestas cosas les interesaba a los chicos.
Mientras tanto, el duende Brincatablón se la pasaba en el fondo de su cueva oyendo cuentos.
Había descubierto que, según en que parte de la almohada pegabala oreja, escuchaba un relato distinto.
En el centro estaban las historias de piratas, que hablaban de tesoros escondidos, playas lejanas y rudos marineros.
Un poquito más arriba sonaban cuentos dehadas, con bosques encantados, dragones que echaban fuego y princesas prisioneras.
En la punta, donde se le formaba una orejita a la almohada, al duende se le hacía agua la boca oyendo fábulas deciudades de caramelo, con torres de chocolate, lagos de almíbar y árboles de turrón.
Pero sobre la costura, el duende Brincatablón se cuidaba muy bien de no volver a poner la cabeza. Ahí, entre las...
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