EL DIA DEL INOCENTE
RELATOR: Se ve una mesa de restaurante tumbada. Alrededor de la mesa, una silla, un inodoro recién comprado Y junto al inodoro, un “ataché” y una bolsa de papel madera que contiene ropa.
Se lo ve a Mauricio con signos de haber sido fuertemente golpeado. Le sangra la nariz. Está sentado en la única silla, con la cabeza echada hacia atrás y sostiene unpañuelo, intentando detener la sangre.
Se escucha a LITO que grita desde la habitación de al lado con la agitación de alguien que está buscando algo
LITO: Aguantá… aguantá que ya voy. Levantá la cabeza y apretate la nariz.
RELATOR: (Entra Lito. Está pretensiosamente vestido. Lleva anteojos para el sol a modo de vincha, cadenas gruesas de metal con una cruz, está bronceado, usa pantalones blancos.Trae una ensaladera de plástico con agua y una toalla vieja
LITO: Pero, Mauricio, querido ¡cómo te dieron!... Sacá la mano. ¿No ves que no te puedo limpiar? Mauricio, ¿vos no tenías cuatro años de yudo y cinturón anaranjado?
MAURICIO: Si.
LITO: ¿Y entonces, querido?
MAURICIO: ¿Y entonces qué?
LITO: Escúchame, querido, yo con un año de yudo soy Wai Chai Kan. (Pausa). Toma. Seguí liumpiándotevos que no te puedo ni ver así.
RELATOR: Mauricio intenta limpiarse. Lito toma distancia, se aleja de su amigo y lo mira desde un rincón.
LITO: ¿Qué fue lo que pasó?
MAURICIO: (Habla con dificultad) Fui a la parrilla de Beiró a repartir los volantes como vos querías. En una de esas, sale el dueño y me dice: “Flaco, vos no podes repartir volantes de una parrilla en la puerta de otra parrilla”.Yo le contesté: “¿Por qué no, si la calle es libre?”
LITO: ¡Muy bien dicho!
MAURICIO: Entonces, el tipo se fue adentro y al ratito salió con dos más, un gordo y un pellirrojo que me agarraron uno de cada brazo. Y el dueño de la parrilla me empezó a dar trompadas en la panza. ¡¡¡Paaaá!!! ¡¡¡Paaaá!!! ¡¡¡Paaaá!!! “¡No podes repartir volantes de una parrilla en la puerta de otra parrilla!”¡¡¡Paaaá!!! ¡¡¡Paaaá!!!
LITO: ¡Que hijos de puta! ¿No te podías defender?
MAURICIO: Pero, Lito, me tenían agarrado de los brazos.
LITO: Pero de las piernas no, querido: las piernas las tenías libres. ¿No podías hacerles kic-kac?
MAURICIO: Si, si yo iba a hacerles kic-kac… Pero en una de esas, no sé cómo, apareció el tipo de los remises “Resmiscol” y también me empezó a pegar ¡En la cabeza, Lito! ¡¡¡Paaaá!!!¡¡¡Paaaá!!! ¡¡¡Paaaá!!! ¿A vos te parece que podía hacerles kic-kac? Cuando me soltaron, le pregunte al tipo de los remises “¿Y usted porque me pegó?” Me contestó: “Esto es por los 8 viajes que me debe el atorrante de tu patrón” (Pausa) Lito, ¿es verdad que le debes 8 viajes a “Resmiscol”?
LITO: Si, es verdad.
MAURICIO: ¿Y por qué no le pagaste?
LITO: Por qué no se me antojo. Bueno, a otra cosa. Tepido Mauricio, querido, por el amor de Dios: colaboración. Hay que inaugurar. ¿Dónde están los volantes?
MAURICIO: No sé.
LITO: ¿Cómo “no se”?
MAURICIO: Y no sé, Lito. Cuando me soltaron me levante y vine a buscarte.
LITO: (Se agarra la cabeza) ¿No los trajiste con vos?
MAURICIO: Me sentía mal, Lito.
LITO: Mando a hacer diez mil volantes y vos me decís “me sentía mal”. ¡¿O sea que diez milvolantes s perdieron en el aire?!
MAURICIO: No eran diez mil. Eran trescientos. Los otros estaban en blanco.
LITO: Pero, querido, la gente no ve el fondo, ve la superficie.
MAURICIO: Si, pero eran trescientos.
LITO: (acercándose amenazador.) Yo te puse cinco mil en cada mano. Cinco mil más cinco mil ¿cuánto es?
MAURICIO: Diez mil.
LITO: ¿Y entonces?
MAURICIO: Pero si no los pagaste, ¿Por qué tepones así?
LITO: (Con tono de advertencia) Escúchame bien, impertinente. Si pago o no pago es problema mío. Y ya te dije que yo me hago cargo de mis problemas. ¿Estamos? ¿Qué me miras así? ¿Estamos o no estamos, Mauricio?
MAURICIO: (Con temor) No.
LITO: ¡Ah! ¿No estamos?
MAURICIO: Y no, Lito, Vos no te haces cargo de tus problemas.
LITO: ¿Ah, no?
MAURICIO: Vos me dijiste: “Anda a repartir...
Regístrate para leer el documento completo.