El Dilema Cognitivo-Afectivo
Y SUS FUNDAMENTACIONES HISTÓRICAS
El siglo XX asistió a la separación, más por exclusión mutua que por definición o diferencia, de
las áreas cognitiva y afectiva en el estudio de la subjetividad, tanto en la Psicología como en otras
ciencias humanas, hasta el punto de suponerlas irreductibles una a otra y por supuesto, no
identificables en términos de unateoría unitaria. Esta situación no es solo una cuestión de teoría:
de hecho esta división ha permeado la conceptualización, los abordajes metodológicos y lo más
importante, la propia práctica de las ciencias humanas que continúa separando los mundos
cognoscitivo y afectivo en el hombre y la sociedad. Hasta las elaboraciones del sentido común han
asumido como un hecho axiomático esta división, y supersistencia y alcance indican la existencia
de un verdadero paradigma en la comprensión del hombre.
Sin embargo en las últimas décadas se observan intentos en la búsqueda de una t
eoría, o al menos un discurso unitario que integre en un espacio común ambas áreas de la
subjetividad. Primero en el reconocimiento y definición de sus operaciones -véanse los conceptos
de inteligencia emocional,modelos motivacionales y afectivos desde las teorías cognitivas,
aprendizajes e inteligencias múltiples, las discusiones de las corrientes críticas en educación, los
nuevos abordajes de los entrenamientos en las organizaciones-, después en la comprensión de una
visión holística del hombre desde las tradiciones humanistas y el estudio de las culturas, pero en
todos estos intentos de cierta maneraprevalece la idea de una integración “a posteriori”, con la
suposición no explícita de una existencia dual “a priori” de contenidos y procesos diferenciados en
la subjetividad.
Esta búsqueda constituye el efecto de una crisis del modelo dominante, crisis que se expresa en
dos direcciones: primero, en el agotamiento del modelo epistemológico propuesto por el
positivismo y sus variantes másmodernas de una concepción de la ciencia que se construye a
partir del dato empírico objetivo -léase supresión de la subjetividad- y predecible (solo la repetición
intencional del hecho garantiza la afirmación de su veracidad); segundo, en las contradicciones que
revela la propia praxis, la aplicación de las propuestas teóricas a la práctica de intervención
productiva en la subjetividad, quemuestran el carácter confuso y poco viable de un discurso dual y
excluyente. Bastaría como ejemplo la revisión de los discursos críticos en el área educativa, donde
uno de los puntos de discusión es precisamente una enseñanza dual en el mejor de los casos, y en
el peor, discursos que limitan sus efectos a la transmisión de información o la construcción de
conocimientos de manera exclusiva, o lasdiferencias entre conceptos como inteligencia y
creatividad, entendidos como dominios generalmente ajenos uno a otro.
En mi opinión, esta situación tiene orígenes y causas histórico-sociales más que psicológicas o
científicas, y debe rastrearse en su propia historia para comprenderla. El objetivo de este artículo es
incursionar en esta historia en los tiempos modernos, para argumentar desde sudevenir el carácter
relativo de esta separación, las diferentes formas que ha asumido y los propósitos implícitos para la
teoría y la práctica de las ciencias humanas que han fundado el dilema entre cognición y
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afectividad. También explorar las alternativas que en diferentes momentos se han producido a este
dilema y la aparición de modelos contemporáneos que ofrecen una visión integradora.En el principio de la historia de las civilizaciones humanas no parece haber existido un discurso
sobre la separación entre cognición y afectividad, o los términos afines para identificarlos. Para las
concepciones de las civilizaciones clásicas, por ejemplo las del Mediterráneo, la educación del
hombre era integradora y unitaria, con el mismo valor social para contenidos tan diferentes hoy...
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