El dilema de la acción directa

El dilema de la “acción directa”
Ari Santillán*

Desde el año pasado, se han generado varios movimientos sociales, principalmente estudiantiles, en distintas partes del mundo. La dinámica suele ser la misma, una gota termina por derramar el vaso: desde el aumento de 20 céntimos de Real en la tarifa del transporte público, hasta la construcción de un centro comercial en un parque público, sinolvidarnos de la utilización de los medios por parte de cierto partido político mexicano.
Todos han estallado contra sus gobernantes, la corrupción y mil cosas más que décadas de (des)gobierno, han terminado en la ruptura de los sueños.
Algunos de los ejemplos son el 15-M o los indignados en España, el #OccupyWallSt, , la Primavera Árabe, el #YoSoy132; y más actuales, están los enfrentamientosen Turquía y en Brasil. Gracias a la tecnología, hemos hermanado las luchas. Todos hemos aprendido de todos, hemos estrechado lazos y hemos compartido inquietudes e incluso, tácticas de autodefensa o de “acción directa”.
Recuerdo que durante las interminables Asambleas Generales Interuniversitarias (usted diga “AGI” a algún 132 y verá cómo palidece) uno de los temas que más desaires y menosconsensos generaba era el de la “acción directa” como forma de protesta.
Quienes apoyaban este tipo de acciones como toma de casetas, enfrentamientos directos con policías, barricadas, etcétera, ponían como ejemplos los videos difundidos de las revueltas de los “pingüinos” en Chile, de las protestas violentas en Francia, España y Grecia, entre otras, mientras que quienes abogábamos por el pacifismoéramos llamados “comeflores”.
Un punto importante en los dos grupos es que no solemos prestar atención a la sustancia de las manifestaciones, hay mucho por qué protestar, pero solemos pasar por alto que lo realmente importante es dotar de sustancia a las protestas. Queda claro que hay mucho por qué protestar, pero si hacemos una manifestación contra los gasolinazos, la corrupción, la represión delGDF, el “intento de privatización de PEMEX” y a favor del campo, de apoyos a las clases marginadas y demás, sólo aspiraremos a crear un colorido carnaval de protesta sin pies ni cabeza.

¿La violencia social se justifica por la violencia del Estado?
A quienes son partidarios de la “acción directa” –de ahora en adelante nos referiremos a ellos como “tirapiedras”– su argumento es que “el Estadogenera la violencia al subir los impuestos, al no generar políticas sociales, al ser corruptos, al tener fuerzas policiales como los ‘granaderos’”, y un largo etcétera que, realmente, no carece de razón. Sin embargo, no considero que estos argumentos justifiquen el hecho de golpear policías por ser “representantes del Estado represor” o de destruir “símbolos del capitalismo voraz y delimperialismo rampante” como cafeterías de sirenas, hoteles de cadenas multinacionales o restaurantes con sobres de cátsup.
En todo caso, ¿Cuál es el objetivo de estos “golpes” más parecidos a una rabieta infantil? ¿Acaso tendrán un impacto real en la concientización de la sociedad sobre el papel que desarrolla el Estado y el Sistema, por ende, nuestros gobiernos locales y federal?
Hace unas semanasplatiqué con un policía apostado sobre Eje Central a la altura del Palacio de Bellas Artes. Había recibido la orden de pasar su hora de comida para después, porque ya venía el jefe. Me platicó que gana 8 mil pesos al mes, que sus prestaciones llegan tarde, “si no es que algún vival de administrativo ya se las clavó”, y que ellos tienen que comprar todo su uniforme, desde las placas hasta las balas,pasando por chalecos antibalas y cascos.
Quedé sobrecogido de las penurias que viven diariamente y olvidé preguntarle por qué decidió ser policía, aunque las razones pueden ser tan variadas como en cualquier otra profesión y no dudo que, como en cualquier otra profesión, existan subnormales que decidieron enrolarse en las “fuerzas del orden” para golpear y extorsionar ciudadanos.
Lo que sí me...