El Discurso Del Método - Cap. 5

Páginas: 10 (2376 palabras) Publicado: 8 de mayo de 2012
QUINTA PARTE (Abreviada)
Mucho me agradaría proseguir y exponer aquí toda la cadena de las otras verdades deducidas por mí de esas primeras. Pero, como para ello sería necesario que hablase ahora de varias cuestiones que están en debate entre los doctosa, con quienes no deseo indisponerme, creo que será mejor que me abstenga y que diga solamente en general cuáles son, a fin de dejar que juzguenlos más sabios si sería útil que el público fuese informado más detalladamente. He permanecido siempre, firme en la resolución que había tomado de no suponer ningún otro principio que el que acaba de servirme para demostrar la existencia de Dios y del alma, y de no admitir cosa alguna por verdadera que no me pareciese más clara y más cierta de lo que lo habían sido antes las demostraciones de losgeómetras. Y sin embargo, me atrevo a decir que ño sólo he encontrado el medio de satisfacerme en poco tiempo, en lo tocante a todas las principales dificultades que suelen tratarse en la filosofíab, sino que también he observado ciertas leyes que Dios ha establecido de tal manera en la naturaleza y de las cuales ha impreso tales nociones en nuestras almas, que después de haber reflexionadosuficientemente, no podríamos dudar de que son exactamente observadas en todo cuanto hay o se hace en el mundo. Después de esto, considerando la serie de esas leyes, me parece haber descubierto varias verdades más útiles y más importantes que todo lo que había aprendido con anterioridad o incluso esperado aprender.
Pero puesto que he tratado de explicar las principales de entre ellas en un tratado,que algunas consideraciones me impiden publicar, no sabría darlas mejor a conocer sino diciendo aquí sumariamente lo que ese tratado contiene. Antes de es¬cribirlo, tuve el propósito de incluir en él todo lo que creía saber acerca de la natu¬raleza de las cosas materiales. Pero, exactamente del mismo modo que los pintores, no pudiendo representar igualmente bien en un lienzo liso todas las diversascaras de un cuerpo sólido, escogen una de las principales, que colocan enfrente de la luz, y sombrean las otras, que no hacen aparecer sino en la medida en que se las puede ver al mirar la principal, así, temiendo no poder incluir en mi discurso todo lo que tenía en el pensamiento, me propuse tan sólo exponer muy ampliamente mi concepción de la luz; luego, tuve la ocasión de añadir algo del Sol yde las estrellas fijas porque casi toda la luz procede de ellas; de los cielos, porque la transmiten; de los planetas, de los cometas y de la Tierra, porque la reflejan; y en particular, de todos los cuerpos que hay sobre la Tierra porque son o coloreados, o transparentes, o luminosos; y, finalmente, del hombre, porque es el espectador. Incluso para dar un poco de sombra a todas esas cosas y poderdecir con más libertad lo que juzgaba, sin estar obligado a seguir ni a refutar las opiniones admitidas entre los doctos, resolví abandonar este mundo de aquí a sus disputas y hablar solamente de lo que ocurriría en uno nuevo, si Dios crease ahora en alguna parte, en los espacios imaginarios, bastante materia para componerlo, y agitase diversamente y sin orden las diversas partes de esa materia,de suerte que compusiera un caos tan confuso como los poetas pudieran fingirlo, y, después, no hiciese otra cosa que prestar su concurso ordinarioc a la naturaleza, de¬jándola obrar según las leyes por El establecidas. Así, en primer lugar, describí esa materia y traté de representarla de tal suerte que no hay nada en el mundo, a mi pa-recer, más claro y más inteligible, excepto lo que antes se hadicho de Dios y del alma; pues incluso supuse, expresamente, que no había en ella ninguna de esas for¬mas o cualidades de que se disputa en las escuelas, ni en general cosa alguna cuyo conocimiento no fuera tan natural a nuestras almas que no se pudiese ni siquiera fingir que se ignora. Además, hice ver cuáles eran las leyes de la naturaleza; y sin apoyar mis razones en ningún otro principio...
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