El dolor
todos los dias se refleja en las miradas envidiosas de una vestimenta
estrafalaria y de un reproductor de losúltimos instantes, muy a pesar de los
sinsabores y de aquellas temporadas ardientes y frias.
Por las noches yo solia escuchar mis sueños sin despertar, aunque pareciera que
el latir de mi corazonestuviese enmudeciendo... jadeaba sin control lloraba sin
control y ayer mientras en el lavadero enjabonaba mis sueños, arrodillada volvia
arrepentida a pedir perdon.
Debo admitir que el tiempo hapasado haciendo uso de nuestras debilidades carnales
hambrientas de saciar la ansiedad que por las noches hace humedecer las sabanas
que hace más de un mes no lavas (veo y me siento en una azotea,leyendo y fumando
la cruel realidad de los sueños) tejidos en el umbral del arrepentimiento...
Voy y vengo, por los mismos caminos que en aquellos sueños desconozco... pues
fiel a mi identidad, pasosin ver, miro sin ver, veo sin observar, observo sin
mis ojos... ¡Hay que dolor!
Ya no estoy envuelta... y tengo miedo... mentira si creen que ando por las aveni-
das alegremente, presumiendo uncuerpo perfecto, enmarañado de telarañas blancas
rojas y transparentes apenas asomandose al contorno de los tejidos que pronto
se erosionaran.
Y el rostro... moldeado de barro, mezcla de color cafe yblanco... ¡Hay que verguen-
za!
"¡Oh, qué amargo es contemplar la felicidad a través de los ojos ajenos!" así lo dijo
Thomas Jefferson
¡Sí! He vivido tormentosos ayeres, y debo admitirque ya no tengo la fortaleza de
continuar el camino que en su momento me prohibieron, siento un calambre ruidoso en
mi cerebro y han rodado calientes gotas saladas por la debilidad que acosa miexistencia…
¿Es preferible huir o permanecer en la sombra? ¡Como envidio su felicidad! , tanto
tiempo ha sido ajena a mí que brotan en mis mejillas pálidas y jiotosas, grandes borbotones de agua...
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