El ego de la comida
¿Existe en la boca una acmé2 glotona para cada una de estas fun- ciones? ¿Cómo saberlo si no es reconociendo que, en el adulto, en esteórgano esencial de comunicación entre sí mismo y los demás o entre sí mismo y las cosas, el placer no puede ser transmitido más que por la avidez de las palabras, salvo si lo desviamos y lo asimilamos alre- lleno sin freno de un vacío existencial? Un ejemplo clásico: el prín- cipe de los gastrónomos, Brillat-Savarin, se sentía en el deber de ser necesariamente príncipe de la palabra y, aún más,artista creador de palabras-percepciones, a fin de transmitirnos la quintaesencia de la «garrulidad, esculencia, gulturación, saboreo, comensación» y, sobre todo, único término que ha pasado a laposteridad, la «conviviali- dad».3 Más de cien años después, con las mismas causas y efectos, Michel Serres, cuya gula transpira a través de Los Cinco Sentidos, para afinar sus comentarios sobre el vino deYquem, se llena la boca con la ausencia de «conversícula y de sinersis», inclinándose ante el misterio de la «sínquisis».4
5 Poner cerco estrecho a lo inefable sensual mediante el neologismo, crear unprecipitado verbal en el que la individualidad subjetiva de la
2 En el original acmé, que en francés tiene dos acepciones: lit., «apogeo», y med., «acmé»: momento álgido de los síntomas de unaenfermedad. (N. de la T.)
3 Jean-Anthelme Brillat-Savarin: Physiologie du goût (Fisiología del gusto), París: Hermann, 1975.
4 Michel Serres: Les cinq sens (Los cinco sentidos), París: Grasset, 1985, p.174.
5 Intentamos crear términos castellanos paralelos a los neologismos de Brillat-Savarin (garrulité, esculence, gulturation, saporeux, comessation, convivialité) y de Michel Serres (con-...
Regístrate para leer el documento completo.