El Electrón Es Zurdo
Isaac Asimov
El electrón es zurdo
Título original: Extracts of: The Left Hand of the Electron
ÍNDICE
Introducción 3
1. Futuro amenazador 6
2. Tamaño justo 14
3. Contracción increíble 22
4. Pares y nones 30
5. El electrón es zurdo 36
6. Ver doble 43
7. La molécula tridimensional 50
8. La asimetría de la vida 57
9. Los talasógenos 64
10. El agua caliente 72
11. El agua fría 81
12.Certidumbre de la incertidumbre 88
13. A espaldas del maestro 96
14. La Tierra de Mu 103
15. Calidad prima 110
16. El Quinto de Euclides 117
17. La verdad plana 124
18. Morir en el laboratorio 131
Introducción
Me avergüenza un poco declarar que uno de los capítulos de esta obra, el octavo por más señas, es justamente mi ensayo mensual número 160 para The Magazine of Fantasy and Science Fiction. Durantemás de trece años he venido escribiendo, sin falta, un ensayo al mes para esta noble revista; y vivo en constante terror de que pueda llegar un día en que oiga en tono «menos suave» la horrible frase: «¡¡¡Basta ya!!!», con tres admiraciones lo menos.
Pero ¿de quién? No ciertamente de mí mismo; porque aunque en todos esos meses he escrito también sobre otros temas de toda índole, desde históricoshasta festivos y desde novela científica hasta comentarios bíblicos, en lo que invariablemente ponía más esmero era en mi ensayo mensual para dicha revista. ¿Por qué? Pues porque... ¡Bueno!, luego os lo explicaré.
Pues entonces, ¿me vendrá la orden de callar del amable editor de la revista? Espero que nunca. Al menos él me asegura que jamás.
Pero intervienen también otros editores. Este es el tomonoveno de ensayos míos, y todos los aceptó Doubleday and Co., con placentera e infalible fidelidad, en cuanto se los entregué; y me asegura que tampoco ellos me faltarán.
Pero ¿y los lectores? Temo que puedan cansarse de gastar sus dineros, tan duros de ganar, en leer mis interminables charloteos entusiastas, sobre este o aquel tema, capítulo tras capítulo y tomo tras tomo; lo juzgo posible. Esperoque ninguno de vosotros llegue a cansarse de mí, pero eso no es cosa que pueda yo gobernar. Quizá os canséis.
Y si tal cosa sucede, Doubleday and Co. tendrá que venir a explicarme las duras realidades de la vida comercial. Lo estoy viendo con los ojos de la mente: Junta de editores, echando a suerte quién ha de decírmelo; carraspeos de embarazo; la frase que empieza: «Amigo Isaac, la cosa esque...»
Y luego unas mesuradas razones del editor de la revista, indicando que, «para animar la venta, va a ser preciso...»
Y yo, ¿qué haré?
Pues voy a decíroslo. Si todos me abandonáis (¡ojalá no!) yo seguiré escribiendo ensayos, así y todo; uno al mes, lo menos. No podré evitarlo, porque hoy han llegado a ser mi peculiar modo de aliviar tensiones internas, alejando el riesgo de explosión.
Cuandocavilo sobre la «explosión demográfica» me veo en la alternativa de pasar la noche en vela (pues llevo años reñido con el sueño), o ponerme a escribir los ensayos «¡Alto!» y «Pero ¿cómo?»
Si un especialista en Shakespeare levanta dos exquisitos dedos a su nariz patricia, porque yo, mísero profano, osé invadir su inviolable coto, escribiendo una obra en dos tomos titulada Guía a Shakespeare, porAsimov, yo podría haber seguido la tradicional costumbre entre escritores, en toda la historia: cogerme un formidable berrinche y salir rugiendo a comprar látigos; o pude hacer lo que hice: escribir Bill y yo , desechando melancolías, y marcándome un tanto indiscutible, según mi honrado parecer.
Si al escribir uno de mis restantes libros, pongamos uno de historia de Roma, doy con una coincidenciainteresante y extraña, no tengo por qué desperdiciarla. Puedo ponerme a trabajar y cimentarla firmemente en el suelo, en Pompeyo y circunstancias **, arreglándomelas, de paso, para lanzar un título, que lleva uno de los más brillantes chistes inventados por mí, en una vida dedicada a inventar chistes brillantes.
(Una vez conté el cuento del fanfarrón, que presumía de ser el mejor esquiador acuático...
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