El Encanto - Elena Garro

El encanto: Tendajón Mixto
Elena Garro


Adaptación






Personajes

*Narrador
*Adela Duque
*Mariana Rosas
*Valentina Juárez
*Hombre



















Un camino real. Unas rocas. El Narrador, solo en medio de la escena.
Narrador: Hubo un tiempo, hace años, en que la mujer buscaba el sustento, penando en despoblado. Loscaminos eran entonces más largos; eran de piedra, y los nombraban camino real. Al la mujer no le placía arriesgarse sola por aquellas soledades; y buscaba la compañía de un hombre –como debe ser- para ir de un pueblo al otro. Aquí, en este mismo cerro de la herradura, que tantas y tantas cosas ha visto, tan bien curvado, tan alto, y en donde no se da sino el huizache, sucedió… Dicen las lenguasque era un tres de mayo, ya anocheciendo…
La escena se oscurece. Luego vuelve a iluminarse con una luz de crepúsculo. El Narrador ha desaparecido; en su lugar están las tres campesinas: Valentina Juárez, Adela Duque y Mariana Rosas. Las tres vienen cubiertas de polvo, con los labios secos y los sombreros de petate, amarillos de sol, el color de las bridas desvanecidas por la luz
Valentina: Delhombre ni su sombra… llevamos dos días andados y parece que todos se hubieran muerto…
Mariana: Así es. Solo como dios manda que sea un paraje solo.
Adela: Dios no manda que una viva en esta soledad. Más bien es al contrario: Él nos dio la compañía de la mujer y la del hombre; el goce de los árboles y el agua; así como también el ruido de los animales.
Valentina: No nos culpes, Adela Duque, deestas soledades, que si por nosotros fuera ahora mismo brotarían los ojos de agua, las fuentes, los árboles y los enjambres de pájaros que rodean un pueblo.
Adela: Ya sé que también ustedes andan con los pies gastados. Igual que yo, igual que los animales ahí echados, (hace un ademán señalando el lugar en donde se suponen que se encuentran las bestias) por que no tienen fuerzas ni para levantar elrabo.
Valentina: La fatiga te hace hablar así. Espera a que este resplandor baje, y veras como hallamos consuelo en la frescura de las sombras. De noche la fuerza retoña en los talones.
Adela: No me consuelo, ¡que a veces las palabras son estorbosas por faltar a la verdad!
Mariana: ¡Cállate muchacha! ¡Tus quejidos no van a acercar al pueblo! Siempre estuvo a ocho leguas de aquí. Nadie se loha llevado más lejos para hacernos la maldad.
Adela: ¡Desde cuando lo debíamos de haber topado! Ya me canso. ¡Anda y anda y anda! Y cada vez se nos aleja más.
Mariana: También yo, ¡que no daría por hallar algún cobijo! Algún maíz para los animales, y para mi un buen trago de agua fresca.
Valentina: ¡Quien los viera! ¡Que no diría! ¡Mírenlos, llorando por ocho leguas de andada!... Aunque parami, también seria muy placentero encontrarme bajo techo… ya ni la cuenta llevo de las noches pasadas al sereno…
Adela: Mis ojos no han visto todavía más que padeceres.
Mariana: ¡Así estaría dispuesto, muchacha!
Valentina: Es mejor no fijar la vista. Traerla vaga, para no ver tantos males que caen sobre nosotros.
Adela: Yo diría que no, que hay que traer la vista bien alerta. Solo así podemosver lo que se nos esconde… Todo está al alcance de los ojos, solo que no lo sabemos mirar.
Voz de Hombre: ¡Hasta mis ojos están al alcance de los tuyos!
Las tres mujeres se sobresaltan. Miran hacia el punto de donde vino la voz.
Adela: ¡Era voz de hombre!
Mariana: No veo sus ojos…
Valentina: ¡Que vas a ver si no hay nada!... y además… no oímos nada… se nos figuró.
Voz de hombre: ¡Las viejascreen que ya vieron y oyeron todo!
Adela: Mis ojos todavía no han visto nada más que padeceres.
Mariana: Dice bien esta muchacha, el mal está en que no sabemos ver. ¿Por donde hallaré tus ojos, amable voz?
Valentina: ¡No se dejen embriagar por el engaño!
Voz: Hay que vivir embriagados mirando las embriagadoras fuentes, los pájaros, y el rostro del hombre.
Valentina: ¡No tientes a una pobre...