El enigma del deseo
Óleo sobre lienzo, 110 x 150 cm.
Si se aborda la obra de Salvador Dalí sabiendo que encontró el tema de sus pinturas en su propiadisposición psíquica y que a partir de ella creó conscientemente cuadros que parecen irracionales, enigmáticos y complejos, nada tiene de extraño que el mismo artista se incluya en muchas de susrepresentaciones y se presente como una tigura encubierta o como una fisonomía desfigurada. También se descubre su autorretrato en el cuadro
El enigma del deseo - Mi madre, mi madre, mi madre (L'énigme du désir- Ma mere, ma mere, ma mere).
La cabeza de Dalí está en el suelo con los ojos cerrados, aparentemente dormida o semimuerta -las hormigas que salen de su oído revelan descomposición y decadencia-,en tanto que su cuerpo de monstruo, que casi llena el cuadro, parece ahogar y paralizar al pintor. Se trata de una figura singular, que por su forma indeterminada recuerda, por una parte, un estadoembrionario todavía en vías de evolución, pero, por otra, despierta asociaciones con inmóviles estructuras geológicas. El pintor es prisionero de este cuerpo lleno de cavidades ovaladas, aberturas en lasque una y otra vez se repiten las dos palabras: «ma mere». Éstas son la clave de la interpretación del cuadro y se complementan con otro elemento fundamental: la pequeña cabeza de león desfiguradapor la mueca, referencia al padre, que permanece en actitud de triunfo en el lugar más alto de la mon-taña-cuerpo y parece aplastar contra el suelo la cara de su hijo.
La testa de león está presenteuna vez más en el cuadro, encima del autorretrato de Dalí, como parte integrante de un grupo figurativo complejo. Se reconoce también aquí la cabeza hundida y canosa de un anciano abrazado por laesbelta figura de espaldas de un joven; a su lado hay una cabeza de pez y sobre ella, una langosta, una mano con un cuchillo amenazadoramente alzado y la cabeza de una mujer -tal vez la madre-, que...
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