El Estado Visto Por Pierre Bourdieu

EL ESTADO VISTO POR PIERRE BOURDIEU
«Cuando yo te leo, no te comprendo nada; cuando te escucho, yo comprendo todo.»Bourdieu se divertía a menudo de esta observación de uno de sus oyentes de sus cursos en el Colegio de Francia. Cuatro de sus antiguos colaboradores próximos (Patrick Champagne, Rémi Lenoir, Franck Poupeau y Marie-Christine Rivière) lo tenían sin duda en la cabeza cuandoemprendieron editar sus cursos y seminarios, cuyo primer volumen, Sobre el Estado, salió este 5 de enero. Al leer estos veinte y tres cursos distribuidos sobre tres sesiones entre enero de 1990 y diciembre de 1991, se descubre un Bourdieu que continuaba sus investigaciones al mismo tiempo que enseñaba, explorando, disgregando, probando, sugiriendo pistas, y verdaderos programas de investigación, «yo mecuidaría de hacer bien esta hipótesis, pero ahora que ya la he hecho, haz lo que tu quieres» y de «yo soy constantemente infeliz. Espero no decir nada falso. Espero y luego, después de todo, usted corregirá. Aquellos que no lo saben son puestos en guardia.»
Un Bourdieu perpetuamente insatisfecho, deplorando sin cesar la falta de tiempo y la complejidad de su tarea. Un Bourdieu de erudicciónastronómica apoyándose en trabajos de sociólogos, bien seguro, pero también de etnólogos, sicólogos, economistas, sinólogos, helenistas, y sobre todo de historiadores, en particular americanos. Un Bourdieu divirtiéndose de citar al Iznogoud de Goscinny más bien que al Bajazet de Racine. Un Bourdieu mordaz que ve en «la filosofía la tara de Francia» precisando que «cuando los historiadores se dedican ahacer filosofía, es verdaderamente el fin de todo». Y sobre todo un Bourdieu acometiendo la inmensa pregunta sobre la naturaleza, el papel y las funciones del Estado.
Dos tradiciones se oponen en la materia. La primera, salida de Locke y de Hobbes, ve en el Estado una institución para servir el bien común. Es el pensamiento de « las ciencias políticas», aquel del discurso que el Estado tiene sobreél mismo. Diametralmente opuestros son los análisis de Marx y de sus comentaristas como Antonio Gramsci, Louis Althusser, o Nicos Poulantzas (cuyos libros se aprestan a ser reeditados en las ediciones de Praderas ordinarias), que denuncian en el Estado un instrumento al servicio de la defensa de los dominantes. Críticos, estas teorías no son sin embargo «que la inversión pura y simple de ladefinición ordinaria, ellas tienen en común […] la de reducir la cuestión del Estado a la pregunta de la función, y de substituir al Estado divino por un Estado diabólico», explica Bourdieu en su primer curso.
Para salir de esta oposición estéril, Bourdieu propone interesarse no por las funciones del Estado, sino por lo que hace concretamente. «Si la teoría del Estado, en el estado de deteriorodonde se encuentra, al menos a mis ojos, se puede perpetuar, es porque ella se pasea en un universo independiente de la realidad. Los teóricos pueden discutir al infinito […] porque precisamente esta conexión con las cosas del mundo real, de la vida cotidiana, no se hace.» O, qué hace el Estado en el mundo real ? Cosas triviales: imponer un calendario, unidades pesos y medidas; una ortografía; unestado civil. Nombra. Distingue. Forma comisiones que tienen por efecto constituir problemas que ellas tratan como legítimos, dignos de ser abordados. El delimita, decidiendo por ejemplo, que la geografía irá con la historia y la geología con la biología. Clasifica, como con las famosas «categorías socio-profesionales» del Insee (el instituto de estadística francés), que condicionarán la manera derepresentarse el mundo social porque es sobre ellas que serán basadas las estadísticas.
Todas son operaciones invisibles, que se dan por evidentes, y que constituyen otros tantos «golpes de Estado» que estructuran nuestras categorías más íntimas de percepción. «El Estado no es simplemente una instancia que dice: el orden social es como esto y está bien así. No es simplemente la universalización...