El Estado Y La Iglesia
BREVES CONSIDERACIONES PREVIAS
El artículo 130 de la Constitución se desenvuelve preceptivamente en diversas disposiciones que, en su conjunto, destacan no la separación de la Iglesia y el Estado como indebidamente suele afirmarse, sino la supeditación de la Iglesia al Estado. Esta situación, que ha sido el resultado o la consecuencia de diferentes acontecimientosque registra la historia sociopolítica y económica de México, debe ser analizada desde distintos puntos de vista para justificar o rechazar la mencionada supeditación al poder estatal. En ese análisis deben concurrir varios criterios metodológicos, pues debe dilucidarse, con pretensión de objetividad y eliminando en lo posible el subjetivismo, si las prescripciones constitucionales que forman elcontexto de dicha subordinación son únicamente trasunto de situaciones fácticas que pertenecen al pasado, o si, por lo contrario, deben necesariamente subsistir como normás jurídicas fundamentales para evitar la colisión, tan frecuente en la historia, entre la autoridad civil y la autoridad eclesiástica, así como para imposibilitar la hegemonía de la Iglesia sobre el Estado que muchas veces haimpedido o frustrado la realización de principios ideológicos de carácter económico, político, cultural y social en beneficio de las grandes mayorías populares.
La Constitución no debe ser lisa y llanamente un simple documento jurídico que sólo reconozca como fuente creativa la emotividad, imaginación o ideación de los miembros de una asamblea legislativa. Aunque en algunos aspectos la Constituciónostente meros perfiles literarios que la presenten como un poema jurídico o exprese postulados ideológicos y dogmáticos en ocasiones inalcanzables por la realidad fenoménica de un pueblo o incompatibles con ella e inaplicables a ella, está, por lo general, estrecha e inextricablemente vinculada a la historia y a la polifacética facticidad de la que ésta se nutre. Es la vida de un pueblo con todassus vicisitudes, necesidades, problemas, sufrimientos y aspiraciones, la motivación de los mandamientos constitucionales que proclaman las decisiones políticas, económicas y sociales fundamentales que en un cierto momento histórico deriven de los factores reales de poder, así como, simultánea o concomitantemente, la teleología de la misma producción constitucional y la justificación de losprincipios en que ésta se sustenta.
Por eso, cuando se medita sobre las disposiciones contenidas en el artículo 130 de la Constitución que no sólo limitan a la Iglesia sino que autorizan a los órganos del Estado para intervenir en varias esferas de su actividad interna, surgen múltiples cuestiones de indispensable dilucidación no únicamente para demarcar el alcance de tales disposiciones, sino tambiénpara valorarlas con sentido crítico a fin de propugnar su permanencia, modificación ampliativa o diminutiva, su reforma esencial o, incluso, su abolición. Y es que las normas involucradas en el citado precepto constitucional se revelan como diques o valladares para contener, dentro de un determinado cauce, la corriente impetuosa que la autoridad eclesiástica suele desatar sobre la vida públicadel Estado provocando con su turbulencia crisis tan graves que frecuentemente desembocan en situaciones de rebeldía y violencia.
Si la Iglesia debe ser una entidad separada del Estado, una institución sometida o coextensa a él o una sociedad hegemónica, son los tópicos que tal vez puedan esclarecerse y solucionarse atingentemente a través de las consideraciones que- formularemos en estecapítulo, sin olvidar, en esta pretensión, que las cuestiones que suscitan jamás pierden actualidad, porque siempre se abordan en el terreno polémico mientras existan las dos entidades que por tradición histórica han tenido la condición de rivales, a saber, la Iglesia y el Estado, dispuestos a conquistar en lides ideológicas y en luchas cruentas el triunfo y la supremacía en la dirección de los pueblos....
Regístrate para leer el documento completo.