El ethos y la voz de lo escrito
Dominique Maingueneau
Traducción Ramón Alvarado**
No es posible reducir la problemática de la voz a la oralidad en el sentido trivial del término, es decir, a los enunciados trasmitidos al oído mediante las ondas sonoras; tampoco se puede aislar la cuestión de la voz de la representación del cuerpo que le está asociada. En esta perspectiva quisierareflexionar aquí sobre la noción de ethos rehabilitada recientemente por algunos especialistas de la argumentación, y que yo mismo he reformulado en el marco del análisis del discurso. En mi perspectiva, la instancia subjetiva que se manifiesta a través del discurso, escrito u oral, no se puede aprehender únicamente como estatuto o n tanto que rol sino como “voz “, es más como cuerpo “enunciante”especificado históricamente e inscrito en una situación que su misma enunciación presupone y a la vez valida progresivamente.
El Ethos
Aristóteles distingue en su Retórica los medios “técnicos” (pisteis entechnoi) y los medios no técnicos de persuasión (atechnoi). El ethos depende de los primeros: “Por el carácter (ethos), cuando el discurso se dice de tal manera que hace digno de fe al que lodice, pues a las personas decentes las creemos más y antes [...] También esto es preciso que ocurra por el discurso, mas no por tener los oyentes prejuzga de la calidad del que habla” (1967:356a, trad. cast. 1990:10 y 11)
El filósofo griego esbozó una tipología de estos ethé, al distinguirla “fronesis” (tener una apariencia de ponderación), la “eunoia” (ofrecer una apariencia agradable de sí mismo),la “areté” (presentarse como un hombre simple y sincero).
R. Barthes puso en evidencia la característica esencial de este ethos: “El orador debe mostrar al auditorio los rasgos de su carácter (importa poco su sinceridad) para dar una buena impresión: son sus aires [...] El ethos es en sentido propio una connotación: el orador enuncia cierta información y al mismo tiempo dice yo soy esto, yo nosoy aquello” (1966:212). En términos de pragmática se diría que el ethos se despliega simultáneamente en el registro de lo “mostrado” y en el de lo “dicho”. La eficacia retórica del ethos se basa en el hecho que de cierto modo envuelve a la enunciación sin estar explicitado en el enunciado. Como lo señala O. Ducrot:
No tiene que ver con las apreciaciones. elogiosas que el orador pueda hacersobre su propia persona en el contenido de su discurso, afirmaciones que por el contrario son susceptibles de chocar al auditorio, se trata en cambio de la apariencia que le confieren la cadencia, una entonación calurosa o severa, la elección de las palabras o de los argumentos;.. En mi terminología, diré que el ethos está asociado a L, el hablante como tal. En tanto que L es la fuente deenunciación se ve revestido de ciertos rasgos de carácter que, de rebote, hacen de esta enunciación algo aceptable o repelente (1984:
201).
Por mi parte, desde comienzo de los años ochentas me he empeñado en reformular el concepto de ethos en el marco del análisis del discurso, de modo diferente a los planteamientos propios de la retórica tradicional. Sin reducir lo a fa elocuencia jurídica o a laoralidad, proponemos que todo discurso, aún si la niega, posee una vocalidad específica que permite remitirla a una fuente enunciativa. Esto también es válido para los enunciados escritos y para los enunciados orales, aunque de modos distintos. La vocalidad de un texto escrito se manifiesta a través de un tono que testifica lo que dice 2. Es una determinación que implica en sí misma la determinacióndel cuerpo del enunciador (y no, claro está, la del cuerpo del autor efectivo). La lectura hace emerger así un origen enunciativo, una instancia subjetiva encarnada que juega un papel de garante del habla.
La noción tradicional de ethos, como aquella de su equivalente latino mores, “ las costumbres oratorias”, recubre no solamente la dimensión vocal, sino también el conjunto de determinaciones...
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