El extraño caso de doctor J y Mr hyde
del Dr. Jekyll y Mr. Hyde
Robert Louis Stevenson
Colección
Novelas
www.librosenred.com
Dirección General: Marcelo Perazolo
Dirección de Contenidos: Ivana Basset
Diseño de cubierta: Daniela Ferrán
Diagramación de interiores: Victoria Villalba
Está prohibida la reproducción total o parcial de este libro, su tratamiento
informático, la transmisión de cualquierforma o de cualquier medio, ya sea
electrónico, mecánico, por fotocopia, registro u otros métodos, sin el permiso
previo escrito de los titulares del Copyright.
Primera edición en español en versión digital
© LibrosEnRed, 2008
Una marca registrada de Amertown International S.A.
Para encargar más copias de este libro o conocer otros libros de esta colección
visite w ww.librosenred.comÍNDICE
Capítulo I. Historia de la puerta
5
Capítulo II. En busca de Hyde
11
Capítulo III. El Dr. Jekyll estaba perfectamente tranquilo
19
Capítulo IV. El homicidio Carew
22
Capítulo V. El incidente de la carta
26
Capítulo VI. El extraordinario incidente del doctor Lanyon
31
Capítulo VII. El incidente de la ventana
35
Capítulo VIII. La última noche
37Capítulo IX. El relato del doctor Lanyon
48
Capítulo X. La confesión de Henry Jekyll
54
Acerca del autor
69
Editorial LibrosEnRed
70
CAPÍTULO I. HISTORIA DE LA PUERTA
Utterson, el notario, era un hombre de cara arrugada, jamás iluminada
por una sonrisa. De conversación escasa, fría y empachada, retraído en sus
sentimientos, era alto, flaco, gris, serio y, sin embargo,de alguna forma,
amable. En las comidas con los amigos, cuando el vino era de su gusto, sus
ojos traslucían algo eminentemente humano; algo, sin embargo, que no
llegaba nunca a traducirse en palabras, pero que tampoco se quedaba en
los mudos símbolos de la sobremesa, manifestándose sobre todo, a menudo y claramente, en los actos de su vida.
Era austero consigo mismo: bebía ginebra, cuandoestaba solo, para atemperar su tendencia a los buenos vinos, y, aunque le gusta se el teatro, hacía veinte
años que no pisaba uno. Sin embargo era de una probada tolerancia con los
demás, considerando a veces con estupor, casi con envidia, la fuerte presión de
los espíritus vitalistas que les llevaba a alejarse del recto camino. Por esto, en
cualquier situación extrema, se inclinaba más a socorrerque a reprobar.
–Respeto la herejía de Caín –decía con agudeza–. Dejo que mi hermano se
vaya al diablo como crea más oportuno.
Por este talante, a menudo solía ser el último conocido estimable, la última
influencia saludable en la vida de los hombres encamina dos cuesta abajo;
y en sus relaciones con éstos, mientras duraban las mismas, procuraba mostrarse mínimamente cambiado.
Es verdad que,para un hombre como Utterson, poco expresivo en el mejor
sentido; no debía ser difícil comportarse de esta manera.
Para él, la amistad parecía basarse en un sentido de genérica, benévola
disponibilidad. Pero es de personas modestas aceptar sin más, de manos de
la casualidad, la búsqueda de las propias amistades; y éste era el caso de
Utterson.
Sus amigos eran conocidos desde hacía mucho opersonas de su familia; su
afecto crecía con el tiempo, como la hiedra, y no requería idoneidad de su
objeto.
La amistad que lo unía a Nichard Enfield, el conocido hombre de mundo,
era sin duda de este tipo, ya que Enfield era pariente lejano suyo; resultaba
5
LibrosEnRed
Robert Louis Stevenson
para muchos un misterio saber qué veían aquellos dos uno en el otro o qué
intereses podíantener en común. Según decían los que los encontraban
en sus paseos dominicales, no intercambiaban ni una palabra, aparecían
particularmente deprimidos y saludaban con visible alivio la llegada de un
amigo. A pesar de todo, ambos apreciaban muchísimo estas salidas, las consideraban el mejor regalo de la semana, y, para no renunciar a las mismas,
no sólo dejaban cualquier otro motivo de...
Regístrate para leer el documento completo.