El Extraño Mundo Deti My
En cuanto a Alí Babá, la prudencia de que le había dotado Alah hizo que permaneciese algún tiempo en su escondite, a pesar del deseo que sentía de ir a recuperar susasnos, diciéndose: “Estos terribles bandoleros pueden haber olvidado alguna cosa en su cueva, volver de improviso sobre sus pasos y sorprenderme aquí. En tal supuesto, Alí Babá vería lo que le cuesta a un pobre diablo como él interponerse en el camino de Poderosos señores.” Habiendo reflexionado así, el leñador se contentó con seguir con la mirada a los terribles caballeros hasta que se perdieronde vista, dejando transcurrir un buen rato después que hubieron desaparecido, hasta que decidió bajar de su árbol con mil precauciones, mirando a derecha e izquierda a medida que bajaba de una rama a otra más baja, en tanto que el bosque se encontraba en completo silencio.
Una vez en el suelo, avanzó hacia la roca en cuestión, reteniendo la respiración y de puntillas. Bien hubiese deseadoentonces ir por sus asnos y tranquilizarse respecto a su paradero, pues eran toda su fortuna y el pan de sus hijos; pero una enorme curiosidad acerca de todo lo que había visto y oído desde lo alto del árbol le empujaba a acercarse a aquella roca, y, por otra parte, estaba escrito que había de ir irremediablemente al encuentro de- aquella aventura. Llegado ante la roca, el leñador la inspeccionó dearriba abajo, y encontrándola lisa y sin ranura alguna por la que pudiese meter una aguja, se dijo: “¡Sin embargo, es por aquí por donde han entrado los cuarenta ladrones, y con mis propios ojos los he visto desaparecen en su interior! ¡Quién sabe por qué motivo protegen esta caverna con talismanes de esa clase!” Después pensó: “¡Por Alah! ¡He hecho bien reteniendo la fórmula de apertura y cierre!Si ensayo un poco las palabras mágicas, podré ver si hacen el mismo efecto saliendo de mi boca!” Olvidando sus antiguos temores, empujado por la fuerza del destino, Alí Babá, el leñador, se dirigió a la roca, y dijo: “¡Sésamo, ábrete!” Y aun cuando pudo ser que las palabras mágicas fuesen pronunciadas con voz insegura, la roca se separó y se abrió. Alí Babá, muy asustado, hubiese querido volver...
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