el fiel recuerdo
He tenido la fortuna de viajar por el mundo entero, lo cual me ha sido más que suficiente para sentirme bastante cercano a eso que algunos denominan felicidad. Siendo un joven de poco más de veinte años, y habiéndome quedado solo en el mundo a causa de un accidente que me privó de mis progenitores, luego de unos meses durante los cuales no hice más que encerrarme en unahabitación negándome a recibir visita alguna, tomé la determinación de dedicarme a viajar por el mundo.
Mis padres eran poseedores de una considerable fortuna - la mayor parte de ella heredada de mis abuelos maternos - la cual estaba conformada, además de una abultada cuenta corriente en el Banco Nacional, por varias propiedades en la ciudad, unos cuantos cientos de hectáreas de campo con variosmiles de cabezas de ganado vacuno, un matadero de reses en las afueras de la capital y otros pequeños negocios que fueron adquiriendo, más a modo de pasatiempo que por necesidad.
A decir verdad, durante algún tiempo consideré seriamente la idea de hacerme
cargo de todos los negocios que me legaron, pero afortunadamente, prevaleció la razón. Hacer de mi vida una continuación de la que llevaron mispadres no era algo que me sedujera en lo más mínimo. A pesar de su elevada posición social y económica, mis padres no eran más que esclavos de sus propiedades, a la cuales les dedicaban una exagerada cantidad de horas cada día de la semana, tarea que por supuesto, iba en detrimento de mis propias necesidades, de, para colmo, hijo único.
Debo reconocer sin embargo, que aun no habiéndome dedicadomás horas de su tiempo, lo cual creía - y hasta el día de hoy creo - me correspondían, sí se
preocuparon grandemente por mi educación, por lo cual fui enviado al mejor instituto de enseñanza del país. También consideraron necesario que cursara estudios de idiomas, cosa que hice, debo admitir que con agrado, pues fue algo que desde muy pequeño llamó mi atención. A pesar de que mi padre insistíaen que lo más conveniente para mi futuro era que realizara mis estudios en el campo de las ciencias, y preferentemente en el área de las matemáticas, pues según él todos los hechos de nuestras vidas estaban signados por los números, primó el deseo de mi madre, quien siempre me animó a dirigir mis pasos a través de las letras y el arte, cosa que con placer hice.
Habiendo transcurrido mi niñez ymi adolescencia rodeado de toda clase de lujos, los que más disfrutaba eran sin embargo la enorme biblioteca de más de dos mil volúmenes que mi madre había heredado de su padre, y que ella se había encargado convenientemente de ampliar y actualizar, y las réplicas de conocidas obras de arte que le daban vida a la casa en que vivía. Había treinta y tres cuadros cuidadosamente distribuidos,principalmente en la biblioteca, la sala de estar y el recibidor.
Recuerdo los domingos por la mañana, único día de la semana en me encontraba libre de mis deberes y obligaciones de estudiante, en los cuales me dedicaba a contemplar largamente mis pinturas preferidas. Es desde entonces que arrastro conmigo la manía de alinear correctamente cada cuadro que veo levemente inclinado hacia uno u otro lado. Una calurosa mañana de fines de agosto, un jueves, lo recuerdo perfectamente, tomé la decisión de vender todas las propiedades que había heredado y largarme a recorrer el mundo. De esa forma podría, entre otras cosas, visitar todos los museos que me fuera posible y conocer los originales de las reproducciones que tanto deleite me habían provocado.
Apenas iniciado mi largo periplo, el que me llevóa recorrer durante casi veinte años, buena parte de los países del mundo entero, comprendí la importancia de haberle puesto tanta dedicación al estudio de idiomas como el francés y el inglés. Solo tuve ocasionales inconvenientes en algunos países del sureste asiático, más que nada por la hostilidad con que miraban, muchas veces creo que con razón, a cualquier persona que hablara la lengua de...
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