El fondo monetario y la reforma rusa

Clarín.com  »  Edición Domingo 17.10.1999  »  Económico  »  El FMI y la reforma rusa

PRIMER NIVEL
El FMI y la reforma rusa

¿El FMI debió decir basta y dejar de apoyar la reforma económica rusa cuando los escándalos de corrupción y lavado de dinero explotaron? Stanley Fischer, el número dos del Fondo, dice categóricamente que no, que el apoyo de la institución y del G7 han sido decisivos enimpulsar una reforma que el mismo pueblo ruso pedía. Ese solo hecho justificaba la decisión del FMI de continuar prestando ayuda financiera a Rusia.

Stanley Fischer. Financial Times. Especial para Clarín

Rusia se unió al FMI en 1992. Ese año, la inflación fue del 2.500% y la producción cayó 15%. En 1996, bajo los programas del FMI, la inflación fue domada y el crecimiento retornó, en 1997.Hubo algunos contratiempos tras el colapso de agosto de 1998, pero el crecimiento ha vuelto a ser positivo y la inflación se encamina a índices de un solo dígito.Se ha logrado mucho en Rusia, pero todavía queda mucho por hacer. El principal logro desde 1992 se da fácilmente por sentado; pese a los muchos reveses, Rusia demostró que tenía la voluntad de formar parte del mundo modernoindustrializado, con una economía de mercado integrada a la economía mundial. Esta decisión es coherente con la extraordinaria transformación política de ese país.
Bienvenida economía privadaLenta, imperfectamente y por desgracia, con demasiada corrupción, tras 70 años de comunismo están emergiendo una economía privada y una clase media. Por supuesto, todo podría haberse hecho mejor.Luego de que el programaruso de 1995 con el FMI puso la inflación y el presupuesto bajo control se encaró otro nuevo programa con el FMI, con el propósito de completar la estabilización macroeconómica y orientarse rápidamente hacia la reforma estructural.Que esto no se realizara fue por culpa de Rusia, no de Occidente: el marco de asistencia existía, pero el gobierno ruso falló por causas complejas, una de las cuales esla salud del presidente Boris Yeltsin. El programa 1996-1998 fue de tira y afloja, con el FMI demorando reiteradamente los pagos cuando las políticas se apartaban del camino pautado.La lección clave aquí es que es el país y no el FMI o el Banco Mundial, lo que determina fundamentalmente el éxito o fracaso de un programa.
El mundo exterior puede hacer algo, a veces decisivo, apoyando las buenaspolíticas y oponiéndose a las malas.Pero, en palabras de Lawrence Summers, secretario del Tesoro de los EE.UU.: Nosotros no deseamos la reforma más de lo que lo hacen el gobierno y el pueblo de Rusia.¿Qué anduvo mal en Rusia? El problema básico no fue que el programa careciera de algunos elementos críticos, como reformas legales o impositivas.
En realidad, los problemas surgieron de los tironeosbizantinos entre los negocios y los intereses políticos en Rusia, donde las fuerzas de la reforma fueron frecuentemente derrotadas por aquellas que pugnan por el control de los recursos naturales y la naciente economía de mercado.Existen tres preguntas sobre la estrategia. La primera es si el FMI, el Banco Mundial y el Banco Europeo para la Reconstrucción y el Desarrollo eran los canales adecuadospara ayudar a Rusia. La segunda; si la reforma debió hacerse más lentamente. Y la tercera; si debíamos seguir comprometiéndonos pese a los reveses. Muchos sostuvieron que las instituciones financieras internacionales no fueron las agencias adecuadas para colaborar con la reforma y que el grupo de los siete países industrializados debía haberse comprometido más. De hecho, el G7 está directamenteinvolucrado, tanto por su función dentro de las instituciones financieras como en la ayuda bilateral.Tal vez el argumento es que el G7 debería haber provisto más ayuda, y además, incondicional.
Hubiera sido provechoso contar con esa colaboración en los primeros momentos. Pero es difícil sostener que la ayuda debía ser incondicional. De una u otra manera, tendría que haberse creado un marco de...