El fotógrafo

Día uno: “Abuela me despertó pidiendo comida, son las 3:34 am. No perdió el tiempo para asustarme recordándome lo solas que estábamos”



Me contó, antes de perder la cabeza, que las mujeres de nuestra familia se las arreglaban para enamorarse perdidamente de un fotógrafo que aparecía de entre la nada y se iba como la brisa. Es una maldición.

"Sin importar que hagas, ambos se enamoraránperdidamente”, me dijo, “lo peor es que tú condenarás la vida de tu primer y último gran amor, cargando así con el peso de haberle condicionado la existencia. Cuando te conoce, ya no hay vuelta atrás". Se imaginarán lo complicado que fue para mí entender, a esa edad, por qué tenía yo que pagar los platos rotos por culpa de una señora (la madre de mi tatarabuela) que se enamoró mal.
No fue hasta quellegué a los cuarenta y dos años (ya pasada la edad en la que se conocía al fotógrafo) que me puse a analizar detenidamente lo que tanto me aterró en algún momento. Se podía decir que mi pánico era inducido, pero no. Por supuesto, no era como si mi abuela fuese de confiar, sin rodeos, estaba loca, pero había algo más allá de la locura que impregnaba sus palabras… Quizás el dolor que siente una madre alver que no fue capaz de proteger a sus hijas de tan terrible mal.
Y no resulta fácil olvidar como ella, cuando creía que estaba sola, aprovechaba para hablar con “los hermanos”, seres invisibles que de seguro hacían filas para escucharla, solía mover las manos como si diese un discurso en frente de muchas personas. Supuse que ella era adorada de alguna forma en un plano existencial diferente alnuestro del cual yo me desentendía totalmente, no lo sé.
Aún hoy no la culpo por haberse entregado a la locura de tal manera.
Adela Azul enterró a todas y cada una de sus hijas quienes no fueron más que esperanzas fruncidas de que la maldición terminase de una vez por todas. No es para menos. Pero, de alguna forma, a ella le afectó diferente el rechazo que sufrió durante su juventud por quien fuesemi abuelo, un fotógrafo que la abandonó poco antes del nacimiento de mi madre.
Creo que ha sido la única sobreviviente del mal de las Azul.
Hasta que sea mi turno.

Día dos: “Empecé a recordar todo lo que me dijeron durante mi niñez… Esto empieza a despertar aquella vieja sensación de escalosfríos”, 2:43 am.

Quizás ella supo que estoy escribiendo esto y es por eso que ha mandado a alguien paraque me toque los pies. Ojalá me los jalen de una vez por todas, y yo deje de creer que no existen tales seres, que estaré a salvo durante lo que me queda de vida, que no pasará por mí lo que pasó por todas...
Después de todo, sin monstruos debajo de la cama, del fregadero, a su lado o al mío la vida sería más fácil... Aunque dudo que vayan a desaparecer. Ni sé si lograría concentrarme más conellos, o sin ellos. Aunque nunca me concentro en lo absoluto.
¿Será que ella ve todo lo que me está persiguiendo?
"Me estoy hundiendo, abuela", quiero gritarle hasta que me escuche y vuelva a ser la abuela que me acunó en sus brazos cuando me tocó echar pétalos en el ataúd de mi madre. Pero ni eso, su cuerpo imita al de un vegetal a punto de pudrirse.
¿Cómo la hago entender que yo sé de lo que hablódurante las noches en vela, lo que vio y lo que sintió? La verdad es que, casi siempre, preferí hacerme la loca, pero ahora que siento que mi pecho se hunde con cada timbrazo que resuena en la casa, estoy aterrada.
Ella sigue hablando sola en el rincón donde su mecedora ha dejado marcas en el piso mientras que yo escribo cosas que sé nunca leerá. Más que todo porque no ve nada, solo sombras. Pero yoestoy segura de que me ve a mí, y a las sombras, porque son reales, tanto o más de lo que quiero creer. Los llama "los hermanos". Tocan la puerta de vez en cuando. Considero que pueden ser niñitos. Pero prefiero que sean adultos. Yo de niña no medía mis acciones y supongo que ellos, quienes quieran que sean, tampoco. Quiero creer que solo tendré miedo de "ellos" hasta que me los encuentre,...