El fuego del olvido, Los próceres, La orden.

Páginas: 6 (1310 palabras) Publicado: 16 de marzo de 2014
El fuego del olvido, Los próceres, La orden.
Carlos Kuraiem



El fuego del olvido

El Carpintero de Carreta, arrobado, contempla el tiempo que no pasa; son horas que lo marcan dentro por cada minuto de soledad. Su reloj de música una tarde se detuvo en un duelo que enfrentó cara a cara a sus agujas, oxidadas de tanto sumar horas y callar quién sabe qué memorias en su silencio. En uncatre hundido por largos cansancios fuma su cigarrillo negro; sus ojos quedan clavados como señales en el mapa que traza el techo.
A nadie espera, por eso está tan solo. Un perro callejero se tiende a su lado como si el hombre fuera su seguro de vida. En la mesa hay un plato con sobras, una botella de vino y un pan derrumbándose a migajas sobre la confusión de pisadas que hombre y animal imprimieronen el piso del establo.
Este hombre es el recuerdo y no gasta palabras cuando habla. Tiene manos cubiertas de tallos y un delantal de cuero que lo obliga a encorvar el cuello como si cargara un palo atravesado sobre los hombros. Espía la vida de los que pasan escapando a su pasado, cuando se detienen a reprocharle que él es el intruso que invade al hombre en el momento menos esperado del día, elCarpintero responde: -Todos huimos en una carreta construida por nosotros mismos y buscando desprendernos la carne de los huesos arrastramos nuestra cobardía. Todos necesitamos una carreta que nos ayude a fugarnos de alguna realidad. Hasta un tirano necesita fugarse ¡cuanto más un simple ciudadano! Sin un árbol donde sombrear sus recuerdos, sin una huella donde hundir su realidad, sin un crucedonde dudar y detenerse teniendo el poder de elegir, caminamos sin un reloj de flores que en sus horas de vida nos enseña un paisaje; soy una memoria semejante a la de las lomas: guardo los recuerdos de todos por eso me quedo en el paso anterior a pesar que avanzo con los demás. Encuentro en el pasado lo que Eristos en su locura, solo que a él nadie lo juzga porque no tiene memoria quien perdió lacordura. Todos nos necesitamos y algún día en el fuego del olvido morirá para siempre el último Carpintero de Carreta.




Los próceres

Parecen reales los hombres que hablan sentados alrededor de una mesa. ¿Qué manos los tramó? En sus labios inmóviles aún resuenan los ecos de sus voces muertas. ¿Qué se dicen? Puedo adivinarlo; hablan del pasado. ¿De qué otra cosa pueden hablar las estatuas?Uno se ha quedado señalando con su dedo en alto un cóndor que sobrevuela las altas montañas; otro mira en su mano un vaso que no bebe y sus ojos buscan los colores de un cielo azul y blanco casi sin nubes; hosco, malhumorado otro, fruncidas las grandes cejas amonesta a los bárbaros urgiéndolos a no perder el tren del tiempo que se desliza a sus espaldas. No llegan a tocarse, aunque están muycerca, solo existen unidos por la mesa sobre la que tienen estaqueados los codos. Muestran sus perfiles como esos gallitos de terraza que indican Norte o Sur y que el viento hace girar en molinete; pero a estos el viento ni los despeina. Ya no miran a la gente que pasa del otro lado de la ventana y la lluvia les ha oxidado los trajes sin bolsillos. No los necesitan aquí donde no hay nada que guardarmás que una pose gastada. En sus vidas ha habido mujeres deformes que los han empujado hacia estas alturas donde si un pájaro se posara sobre ellos y comenzara a picotearles las cabezas no harían nada de tan acobardados que están... están solos, se quejan de su soledad, condenados en esta estructura de hierro. No pueden llorar, se volverán desconocidos de tanto mirarse y no decirse nada y, si algunavez se tuvieron afecto hoy se puede vislumbrar el odio en sus caras que amagan con estrellarse. Nadie se acerca a su mesa y con motivo, tampoco podrán pagar la cuenta y levantarse, saludar y salir; descubren que no tienen donde ir y lo peor de todo, que no pueden irse.




La orden

El Veterano recibió la orden y se la pasó al Novato, que a su vez, la retuvo en su memoria ávido de poner...
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