El futuro Sin Presente, no es ninguno

EL FUTURO SIN PRESENTE, NO ES NINGUNO
¿Qué le espera a la Democracia Cristiana?
Tras la derrota en las primarias, surgen las voces que advierten: si la DC no cambia, se muere. Sin embargo, para una organización con su trayectoria y laureles, el verdadero peligro de la inercia parece estar en sobrevivir miserablemente.
Acostumbrada desde su fundación a ser protagonista de la historia políticachilena y sus vaivenes, la DC aprendió desde temprano a no marearse con las altas cumbres conquistadas y a superar cuanto pronóstico de extinción fue levantado en momentos difíciles. Convicción, adaptabilidad y la apelación a una unidad que siempre supo articular sentidos en medio de la tormenta, afianzaron su carácter y permanencia.
¿Dónde comienza entonces la verdadera crisis?
La evolucióneconómica a partir de los años 90 y el desarrollo de ciudadanos globales más empoderados y demandantes (Brunner, 1997; García Canclini, 1995), genera condiciones complejas que van poniendo a prueba la capacidad de los partidos para recoger y representar intereses que crecen exponencialmente.
La respuesta es demasiado lenta y poco satisfactoria, en parte por el rezago evidente de un sistemapolítico que en modo duopolio o pluralismo polarizado, verdadera “vaca lechera” para las colectividades, desalienta dejar el espacio seguro y volcarse a trabajar. Esto es especialmente grave para un partido de inspiración social cristiana que hoy, además de tener poco polvo en los zapatos, debe responder a los excesos del mercado y la constante reformulación valórica a nivel social.
Como resultado, la DCexperimenta una gradual pérdida de influencia en la alta política y la una disminución sustantiva en su capacidad para participar en la construcción y representación de los discursos sociales. Nada que amenace gravemente su supervivencia, pero si su pretensión de liderazgo.
Lejanas ahora las posibilidades de conducción efectiva en el sistema político y distantes también las probabilidadesde desaparecer del mapa electoral, eros y tanatos dirigencial, la posibilidad de seguir durmiendo está casi asegurada.
Asistimos al desarrollo de una enfermedad que mata de a poco, y nunca del todo. Que ve sólo lo que la ilusión proyecta: representación del centro político, la moderación y las necesidades de la clase media, como nicho seguro y permanente. ¡Cuánta falsa confianza!
Cierto es queestas tendencias están presentes en todas las democracias occidentales cualquiera sea su forma (High 1999; Hubber e Inglehart 1995), pero también lo es que su definición resulta ser dinámica y relativa al contexto político-social en que es usada.
Si para 1986, muchos líderes falangistas sonreían de buena gana porque el 41, 6% de la población se sentía más cercana al centro, ya para 1993 dichoporcentaje había caído a 24,6% (CERC, 1986; CEP-Adimark, 1993). Otros estudios señalan un paso de 47% en 1987 a 26% en 2012 (CERC 2012)
Que decir de resultados como los de CEP-Adimark de abril de 1991: uno de cada cinco votantes que se autodefine de “centro” considera que los democratacristianos son de "Izquierda", mientras que El 28 por ciento de todos los encuestados dice que losdemocratacristianos son de "Izquierda". Un porcentaje similar y en aumento hoy, los asocia a la derecha.
¿Qué pasa con los nuevos votantes?
Desde hace un tiempo se viene constatando en ciencia política, que los jóvenes chilenos son significativamente más liberales que las generaciones mayores en cuanto a sus actitudes frente al aborto, el divorcio, la homosexualidad, la eutanasia y el consumo dedrogas.(Luna, 2008)
Súmese a eso, el cambio de prioridades en el conjunto de la ciudadanía. Mientras que para el año 94 de un 29% de los ciudadanos (grupo mayoritario) asociaba sus demandas al sistema político con el desarrollo económico y orden y seguridad ciudadana, para el año 2011, esa posición es ocupada por quienes están por la democracia, libertades públicas, igualdad de oportunidades y...