El Gran Aquiles

El día es lluvioso y frío, el color verde detrás del cristal hacen que estas cuatro paredes blancas tengan la mejor escenografía.

Me siento junto aél y detallo sus ojos tristes y expresivos, sus labios carnudos y rojizos, su pelo bañado en gel y su cuerpo delgado vestido de gris, mientras cientosde palabras salen de su boca.

He caído en cuenta que tal vez hoy sea un día como tantos otros, y que en un tiempo siquiera lo recuerde, ni el mes,ni el año, ni tampoco el frío y el cielo gris; simplemente fue otro día de tantos en los que se levantó a las cinco para estar a las siete en launiversidad en donde su jornada termina para estar en casa doce horas después.

En minutos de conversación se ha convertido en un personaje ladrón de miadmiración, uno de esos que siempre tendrá mi total envidia.

Un mortal “echao’ pa’ lante’ “, que ha librado batallas en donde ha sido victorioso, unniño convertido en hombre a raíz de la separación de sus padres, despegado de las cosas mundanas y materiales que da el dinero y amante de la música.- Soy apasionado por la música, pero no pude estudiar eso porque mi familia no me lo financiaba.
- ¿Por qué? - pregunto con idiotez.
- Según elloscon la música no se puede vivir aquí.

Lo veo y me parece estar con un Aquiles moderno que ha derrotado a guerreros feroces, pero que al mismotiempo es traicionado por la debilidad de su talón, que en su caso sé que es su familia.















Catalina Villamizar Bautista