el gran chef

Vaya, ¡está delicioso! ¿cuál es tu secreto, Rob?
Lo que pasa en la cocina, se queda en la cocina, querido. — Una amplia sonrisa se dibujó en su rostro. Siempre había sido aquella alineación de sus blancos y perfectos dientes que le daban ése aspecto tan encantador que lograba bajar bragas y apretar corbatas.
Venga, colega. ¿No me lo dirás? — John, su amigo desde el jardín de niños parecíaofendido.

Rob soltó una risotada y ladeo la cabeza para observar mejor a la acompañante de su amigo.

Me parece que alguien quiere irse ya, ¿no, Lisey? — Dijo señalando el gran bostezo de la mujer, a quién al instante las mejillas se le tiñeron de un casi perturbador color escarlata.
Lo siento, he estado tomando doble turno en el hospital… — Robber levantó una mano para interrumpirla.
No tepreocupes, lo importante es que llegaste a tiempo para cenar. Me temo que ya es tarde — dijo observando su reloj de muñeca — John, sé un caballero y lleva a tu prometida a su casa. Tienes que ser bueno, al menos hasta la boda.
Los tres estallaron en risas y tras unos minutos, John señaló a su amigo en forma de reproche.
Te salvaste por la campana. Pero tendrás que enseñarme a cocinar así. ¡Noentiendo cómo no aceptaste trabajar en el restaurant del padre de Lis! Eres un dios en la cocina.
Basta de adularme y váyanse de una buena vez, antes de que la pobre mujer se duerma sobre la mesa. — Dijo sonriéndole a ambos, al tiempo que se dirigía a la puerta.
¿Cocinarás para la boda? — Preguntó Lisey de pronto. El apuesto hombre la miró e hizo un gesto afirmativo con los labios. — ¡Genial! Notengo como agradecértelo Rob. En serio, considera la propuesta de mi padre.
No me gusta la idea de cocinar en equipo, pero lo consideraré. — Abrió la puerta de la entrada y esperó a que la pareja tomara sus respectivos abrigos.
Gracias por todo, Rob. — Dijeron ambos al mismo tiempo. A veces podían resultar escalofriantemente sincronizados, y eso tal vez les haría falta en su nueva vida decasados que estaba a un par de días ya. Dos besos en la mejilla para cada uno y un portazo. ¡Al fin había acabado la cena! Ahora le tocaba la tarea sucia, limpiar todo.
Tomó los platos y los llevó al lavavajillas. Luego de que terminó de limpiar toda la cocina y el comedor, tocaba la mejor parte: limpiar los restos de comida.
Bajó al sótano, dónde tenía dos enormes frigoríficos, uno al lado delotro, donde guardaba los restos para que no se pudrieran. Pero su lugar favorito era la nevera, que la había construido tipo carnicería, para guardar… los cuerpos enteros. Entró para contar cuánto le quedaba de ¿mercancía?
El lugar era un desastre, pero de una manera ordenada. Los cuerpos estaban colocados de manera creciente. Los pequeños primero, los grandes después. También por orden de sexo,después de todo, utilizaba los genitales para muchas de sus recetas y sería un error equivocarse en la clasificación.
Se alarmó cuando observó que sólo quedaban tres adultos y un pequeño. Necesitaría más que eso para el banquete de la boda de Lisey y John. Mucho más. Además, planeaba hacer los dulces que tanto le gustaban a Lisey. Sonrió. Si supiera como preparaba lo que ella creía que eranbombones…
Al día siguiente tendría que salir a cazar.


22: 15, 10 de Julio (A dos días para la boda de John y Lisey).
El sótano se convirtió en una banda sonora de gemidos y grititos ahogados por los pañuelos con los que amordazaba a sus bestias.
Sí, porque consideraba al ser humano una bestia y él estaba por encima de aquellos seres. Eso se lo había dado a entender su padre desde pequeño, cuandolo obligaba a comer de los restos de su difunta madre.
Por favor, déjame ir. Por lo que más quieras… — Suplicó la primera pieza que seleccionó.
No quiero a nadie. — Le regaló una sonrisa que, a pesar de la situación en la que estaba, la tranquilizó.
Puedes quererme a mí. — Dijo la mujer, ahora hechizada por su rostro.
¿Sí? ¿Puedo quererte, eso crees?
¡SÍ! — El entusiasmo fue su propia...