El Gran
Solo sé que me encontraba en un tipo de estado consciente-inconsciente en donde sabía y podía percibir lo que pasaba a mi alrededor, pero aun así estaba renuente a hacerlo.
No escuchaba nada y sentía los oídos tapados.
No era una sensación tan grata para muchos, pero para mí sí lo era.
Me sentía realmente libre, realmente yo, al relajar el cuerpo y dejar queflotara.
—Mike...—una voz lejana me llamaba.
Que extraño. Bueno, podría ser cualquier otro Mike.
Decidí ignorar aquel llamado y seguí con mis cavilaciones.
—Mike...—volvieron a llamarme.
Muy bien, esto ya se estaba tornando molesto.
Entonces sin previo aviso sentí un fuerte tirón en el cabello.
Un tirón que me traía de vuelta a la realidad. A mi maldita realidad.
Hice una fuerte inhalaciónal ser sacado del agua.
Rápidamente me quité el cabello de la cara, preguntándome qué demonios pasaba.
—¡Michael, reacciona! —me sacudían con brusquedad por los hombros.
—¡Quítate! —dije aventándolo de nuevo al agua.
Hunter, mi mejor y único amigo, solo sonrió.
—Demonios, Mike. Perdona, pero creí que te estabas ahogando. Hace como veinte minutos que no salías del agua.
¿Veinte minutos?
Wow,había roto mi record anterior.
—Creo que ya sería bueno volver, ¿no? —me echó agua en la cara—. Mi madre me mata si vuelvo a llegar tarde.
—Sí, no vayas a tener problemas —suspiré—. Yo no sé si quiera llegar a casa...
—Sabes que puedes quedarte en la mía el tiempo que necesites —me recordó.
Bueno, para los que no saben. Mi familia es un asco.
Mi padre es alcohólico y violento, mi madre unafumadora compulsiva y mi hermano, Brad, es un drogadicto de primera.
¡Lo mejor de lo mejor!
Desde siempre he querido huir de allí, pero contando solo con dieciséis años de edad, es bastante difícil.
Hunter y su familia siempre me habían apoyado en ese sentido, dándome la oportunidad de vivir con ellos.
Aunque se los agradezco de verdad, yo no quiero ser un parásito que solo se aprovecha de labuena voluntad las personas. Así que, con toda cordialidad, rechacé su ofrecimiento.
Hunter me miraba preocupado, así que solo fingí una sonrisa convincente, aunque en ese momento lo que menos hubiera querido hacer era sonreír.
—Vámonos entonces, Hunt —nadé hasta el borde de la piscina de la escuela y salimos con los pesados shorts de baño estilando agua.
—Ten cuidado de que no se te vaya a caer—me recordó mi mejor amigo mientras agarraba con fuerza el suyo.
Yo solo reí de manera auténtica al entrar a los vestidores.
Llegamos a la casa de Hunter primero.
—¿Quieres pasar? —me preguntó—. Mamá hizo hamburguesas.
Maldición. Mi comida favorita.
—Ehh...
—Anda, Mike. ¡Sabes que no te puedes resistir a la comida chatarra!
—Bueno...—rasqué mi cabeza—. No creo que una me haga daño.
Hunt mesonrió y golpeó mi brazo al entrar a la casa.
—Te haces del rogar.
La estancia en la casa fue agradable. La comida deliciosa y el trato de la madre de Hunter, magnifico.
Me trataba como si fuera uno mas de sus hijos en vez de un extraño.
Sin darme cuenta, las horas pasaron y solo cuando vi el reloj, supe que estaba en problemas.
—Demonios —dije mientras tomaba mis cosas rápido.
—¿Quépasa? —me preguntó mi mejor amigo.
—Son las diez y cuarto. Se supone que ya debía de haber llegado a casa.
—Oh, no —dijo Hunt—. Dejame acompañarte. Tal vez si hablo con tus padres, ellos entiendan…
Negué con la cabeza.
—Gracias por todo, Hunt. Tengo que irme. Dile a tu madre que cocina de maravilla. Adiós.
Salí corriendo de allí y no paré hasta llegar sin aliento a mi casa.
Abrí la puerta sinhacer ruido. No quería que nadie se enterara que había llegado.
Fue entonces que sin fijarme, pisé la cola del perro de Brad.
Esa cosa llena de pulgas comenzó a ladrar como loca mientras intentaba morder mi pie.
—Calla, calla —le rogaba.
Intenté acariciarlo para que se calmara y en vez de eso, mordió mi mano con mucha fuerza.
—¡Estúpido perro! —exclamé cuando miré mi mano ensangrentada....
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