El Grande Y Terrible Oz

El grande y terrible Oz – 2ª Parte

Dorothy entró en el salón del trono. Allí, la estaba esperando el mago de Oz, con la esperanza de poder solucionar el problema de la chica.
Esta, entró ilusionada, con la idea de que el Mago de Oz, le concediera su deseo.

-¿Y bien? ¿Ha conseguido llegar a alguna conclusión?-preguntó la niña desesperada.

-Supongo que sí, aunque creo que para que se lleve acabo, tú debes ser muy paciente. Ayer, estuve hablando con unos cuantos amigos míos, ellos, me dijeron que podrían llevarte a Kansas a través del desierto, pero no todo será tan fácil. Me han dicho, que deben llevar allí unas mercancías dentro de dos meses, y que deberás esperarte aquí hasta entonces.-respondió el anciano avergonzado.

-Dos meses… vaya, eso es mucho tiempo, ¿no lo cree?

-Sí, perono puedo hacer nada más por ti, lo siento, niña. Ahora… ¿me harías tú un favor a mí?

-Supongo. Dígame.- añadió Dorothy.

-Dile a tu amigo el leñador de hojalata, que pase, tengo preparado su corazón.

La niña salió de la habitación y corrió a llamar al leñador de hojalata. Este, corrió para situarse junto al Mago, y una vez allí, estuvieron charlando antes de que el leñador recibiese su corazón.-¿Estás seguro de lo que quieres hacer?-le preguntaba constantemente el Mago de Oz, al leñador de hojalata.

-Totalmente seguro, quiero tener sentimientos. Es fácil decir que es mejor no tener corazón para no sentir, pero yo quiero saber lo que es la alegría, al igual que quiero saber lo que son las penas. Dorothy dice que la pena es horrible, pero que el llorar te alivia, yo quiero llorar, paraver lo que se siente, al igual que quiero reír, quiero sentir.

-Tú sabrás lo que haces, pero recuerda que mis conjuros no tienen marcha atrás.-afirmó el viejecito.

-No la necesitaré, señor.-respondió feliz el leñador.

-Bueno, muchacho, si eso es lo que realmente deseas, no me opondré a tus ruegos.

El débil anciano, murmuró por lo bajo unas palabras mágicas, y de pronto el leñador de hojalatadio un salto.

-Ya lo tienes, disfrútalo.-Dijo el mago.

-Vaya siento algo, algo raro en mi interior.

-Son los latidos de tu corazón, y por otra parte sientes alegría, eso que querías tanto sentir. Haz que pasen tus amigos, el león y el espantapájaros.

El leñador de hojalata, con cara de satisfacción, fue deprisa a llamar a sus amigos, los cuales esperaban fuera impacientes.

Estos, entraronrápidamente y se arrodillaron frente al trono del mago.

-Por favor señor, quiero mi cerebro.-rogó el espantapájaros.

-Yo, por mi parte, señor, he seguido su consejo de creer en mi mismo, y he conseguido que todos me tengan más respeto como león, he practicado, y ya no soy tan patoso, creo, que no necesito que me concedas nada más, con ese consejo he tenido suficiente.-agradeció el león.

-A usted,señor espantapájaros, le aseguro que le concederé ese deseo suyo de tener un cerebro, y a usted, león cobarde, perdona, león valiente, a partir de ahora, lo felicito por haber conseguido usted solo ese gran deseo de tener valor, ¿ve como yo se lo decía?

El mago, volvió a murmurar unas palabras mágicas, y el espantapájaros, dio un salto como el que anteriormente había dado el leñador de hojalata.1 mes y medio después…

-“Dentro de medio mes, estaré en casa con mi familia, ¿por qué sentiré tanta pena por dejar este país?”-pensaba continuamente Dorothy.

De pronto, el leñador de hojalata entró en el comedor, donde estaba Dorothy pensando.

-¿Qué te pasa Dorothy?- preguntó.

-No sé si dejar esto para irme con mi familia.

-Dorothy, tienes que hacerlo, ¿te imaginas cómo estará tu familia?Estará como loca buscándote en cada rincón de tu país, y tú estás aquí.

-Lo sé, pero, vosotros os quedareis aquí, y vosotros sois ahora mi familia, voy a ir a hablar con el mago para pedirle consejo, además en esta casa nos tratan tan bien…

-Ya, claro, eso es cierto, pero en ningún sitio vas a estar mejor que en tu hogar. Creo que estoy sintiendo pena ahora mismo.-añadió el leñador, justo...