El greco y yo

“EL GRECO” Y YO

Cuando supe de este acto, los recuerdos empezaron a no dejarme tranquilo, como imagino les ocurrió a todos. Fue entonces cuando me di cuenta de que formo parte de un grupo reducidode personas que vivimos “El Greco” desde 2 vertientes y me vi en la necesidad de escribir todo lo que sentía.
Hace 30 años, yo cumplí los 12. A esa edad sólo podíamos disfrutar y sorprendernos adiario con todo lo que nos ofrecía la Asociación. Luego, según crecía me iba dando cuenta de que “El Greco” no funcionaba por inercia, que detrás de todas las risas de los niños que nos agolpábamos cadatarde en el local había un enorme trabajo altruista de unas cuantas personas. Fue entonces cuando decidí echar una mano en lo que pudiese. Y ya metido en faena, entendí que yo también debía ser deaquellos que tiraban de la Asociación a diario para que no se parase.

La vida de un niño en este pueblo en 1979 distaba mucho de cómo es hoy. Los novísimos ayuntamientos constitucionales bastantetenían con empezar a dotar a los pueblos de las infraestructuras mínimas y, así, comenzar a sacarles del retraso en el que los 40 años de dictadura les habían sumido. Para colmo, el cine del pueblo habíacerrado. Lo único que teníamos después de salir de la escuela era la calle. Sí, eso tan valorado actualmente de que los niños puedan jugar en la calle. Pues entonces, cuando era lo único, estábamoshartos. Parecerá raro, verdad, pero antes desconocíamos las actividades extraescolares. Nuestra agenda de obligaciones diarias se limitaba a hacer los deberes y punto. El resto de la tarde lo pasábamosen la calle.
El Greco, sin embargo, nos cambió la vida. Para los niños fue como tener un parque temático a la puerta de casa. Hacíamos deporte, volvíamos a ver cine en otro sitio que no fuese la tele,nos relacionábamos con chicos que no eran de nuestro barrio, descubríamos juegos que se nos antojaban de ultramar, salíamos de excursión, etc… En fin, todas esas cosas que convirtieron esos años...