El Guaguanco

Páginas: 5 (1039 palabras) Publicado: 21 de mayo de 2015
El Guaguanco

Polibio y Floripa no podían tener hijos, seis años de casados intentando y ni hierbateros ni parteras ni doctores les ayudaron.

Vivían en San José de Chimbo, cantón ubicado a una hora de Guaranda donde poseían extensas tierras que Floripa heredó de su padre. Al parecer, la pareja mantenía una buena relación. Sin embargo, todo era apariencia porque Polibio, que se había casadopor interés le echaba la culpa a su esposa por su propia esterilidad.

En los primeros los esposos sirvieron de padrinos para todo una generación de guaguas de Chimbo, hasta que un día Polibio se cansó de llevar a la iglesia a niños que no eran suyos y cambió: de alegre y desprendido, se volvió sombrío y egoísta. En una ocasión en que Floripa sirvió de madrina para la hija de una sirvienta, él leprohibió volver ayudar a nadie. Ella prometió no hacerlo consciente de la frustración de su esposo: Polibio vivía obsesionado con encontrar un huiñachishca, un hijo adoptivo que lo acompañara. Pero esto tampoco era sencillo.

Una tarde, la pareja fue al pueblo a negociar la venta de unas tierras. Estuvieron ahí hasta las seis y media ; emprendieron el regreso a su casa, que quedaba a veinteminutos, con la caída del sol. Iban a pie por un camino bordeado de matorrales. Empezaba a oscurecer y la pareja apuraba el paso.

A la mitad del trayecto, un silencio repentino se apoderó del lugar y se escuchó un lloriqueo. Parecía que un niño tierno lloraba entre los matorrales. Sorprendidos, los esposos se detuvieron a cerciorarse si aquel lamento era de una criatura humana o de algún avede monte.

Volvieron a escuchar el mismo lloriqueo desgarrador, que parecía el de un recién nacido quejándose de hambre y de frío. Ambos se miraron. Al rato, y dado que no se oían voces de adultos, se internaron con curiosidad ente los matorrales. No había avanzado más de diez paso cuando vieron que un bulto pequeño, envuelto en pañales, que lloraba delante de una mata de sigses.

Polibio tomóal niño y lo cobijó con su poncho, mientras a su esposa le brillaban los ojos de la alegría. Floripa se preguntó como una madre podía tener el corazón de piedra para abandonar a un recién nacido, como si fuera un animalito.

Como un milagro, acababan de hallar al niño que tanto deseaban. La pareja salió de los matorrales y se dirigió a su casa.
En el camino, mientras hablaban sobre el futuro dela criatura, oscureció por completo.

Debieron entonces seguir a paso lento para no tropezar. Temeroso de que algo le pudiera ocurrir al niño, que había parado de llorar y estaba calientito bajo su poncho, el ordenó a su mujer y por delante y avisarles si había algún hueco en el camino. La pareja no había avanzado mucho, cuando Polibio, mareado de repente, pidió a su esposa que esperara unmomento.

La mujer preguntó qué pasaba. El se sentía cansado; el guagua pesaba. Siguieron caminando pero el hombre no adelantaba mucho pues, de manera extraña, el recién nacido se hacía cada vez más pesado; Polibio apenas si podía sostenerlo. Se detuvo desfallecido.

De un momento a otro el niño ya no era solo pesado, también le provocaba un calor abrazante que le quemaba el cuerpo como si tuvieraenvuelto en el poncho carbones encendidos.

El hombre se asustó: ¡Dios Santo! ¿Qué le pasa al niño?.

Desde luego, Polibio no esperaba una respuesta. Sin embargo, el recién nacido le habló con una voz estremecedora, gangosa: ¡Dientes tengo! ¡Ve, yo dientes tengo! Y sacó una mano de entre el poncho, con una mano con unas uñas largas y negras, al tiempo que se descubrió la cabeza.

Polibio sehorrorizó al distinguir, entre la oscuridad, que la criatura tenía una colmillos como una bestia, la cara amoratada y los ojos encendidos como bolas de fuego. ¡Dientes tengo! ¡Ve, yo dientes tengo!, repitió al engendro infernal. Entonces, de un salto se aferró con sus uñas negras en el cuello del hombre, quien murió en el instante.

Floripa lanzó un grito de espanto y salió corriendo la mujer...
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