el hambre

Páginas: 9 (2145 palabras) Publicado: 23 de noviembre de 2014
El hambre
Debido al alto grado de desnutrición que los prisioneros sufrían, era natural que el
deseo de procurarse alimentos fuera el instinto más primitivo en torno al cual se centraba la
vida mental. Observemos a la mayoría de los prisioneros que trabajan uno junto a otro y a
quienes, por una vez, no vigilan de cerca. Inmediatamente empiezan a hablar sobre la
comida. Un prisionero lepregunta al que trabaja junto a él en la zanja cuál es su plato
preferido. Intercambiarán recetas y planearán un menú para el día en que se reúnan: el día
de un futuro distante en que sean liberados y regresen a casa. Y así seguirán y seguirán,
describiendo con todo detalle, hasta que de pronto una advertencia se irá transmitiendo,
normalmente en forma de consigna o número de contraseña: "elguardia se acerca".
Siempre consideré las charlas sobre comida muy peligrosas. ¿Acaso no es una equivocación
provocar al organismo con aquellas descripciones tan detalladas y delicadas cuando ya ha
conseguido adaptarse de algún modo a las ínfimas raciones y a las escasas calorías? Aunque
de momento puedan parecer un alivio psicológico, se trata de una ilusión, que
psicológicamente, y sin ningunaduda, no está exenta de peligro.
Durante la última parte de nuestro encarcelamiento, la dieta diaria consistía en una
única ración de sopa aguada y un pequeñísimo pedazo de pan. Se nos repartía, además, una
"entrega extra" consistente en 20 gr de margarina o una rodaja de salchicha de baja calidad
o un pequeño trozo de queso o una pizca de algo que pretendía ser miel o una cucharada de
jaleaaguada, cada día una cosa. Una dieta absolutamente inapropiada en cuanto a calorías,
sobre todo teniendo en cuenta nuestro pesado trabajo manual y nuestra continua exposición
a la intemperie con ropas inadecuadas.
Los enfermos que "necesitaban cuidados especiales" —es decir, a los que permitían
quedarse en el barracón en vez de ir a trabajar— estaban todavía en peores condiciones.
Cuandodesaparecieron por completo las últimas capas de grasa subcutánea y parecíamos
esqueletos disfrazados con pellejos y andrajos, comenzamos a observar cómo nuestros
cuerpos se devoraban a sí mismos. El organismo digería sus propias proteínas y los
músculos desaparecían; al cuerpo no le quedaba ningún poder de resistencia. Uno tras otro,
los miembros de nuestra pequeña comunidad del barracón morían.Cada uno de nosotros
podía calcular con toda precisión quién sería el próximo y cuándo le tocaría a él. Tras
muchas observaciones conocíamos bien los síntomas, lo que hacía que nuestros pronósticos
fuesen siempre acertados. "No va a durar mucho", o "él es el próximo" nos susurrábamos
entre nosotros, y cuando en el curso de nuestra diaria búsqueda de piojos, veíamos nuestros
propios cuerposdesnudos, llegada la noche, pensábamos algo así: Este cuerpo, mi cuerpo,
es ya un cadáver, ¿qué ha sido de mí? No soy más que una pequeña parte de una gran
masa de carne humana... de una masa encerrada tras la alambrada de espinas, agolpada en
unos cuantos barracones de tierra. Una masa de la cual día tras día va descomponiéndose
un porcentaje porque ya no tiene vida.
Ya he mencionado hasta quépunto no se podían olvidar los pensamientos sobre platos
favoritos que se introducían a la fuerza en la conciencia del prisionero, en cuanto tenía un
instante de asueto. Tal vez pueda entenderse, pues, que aun el más fuerte de nosotros
soñara con un futuro en el que tendría buenos alimentos y en cantidad, no por el hecho de
la comida en sí, sino por el gusto de saber que la existenciainfrahumana que nos hacía
incapaces de pensar en otra cosa que no fuera comida se acabaría por fin de una vez.
Los que no hayan pasado por una experiencia similar difícilmente pueden concebir el
conflicto mental destructor del alma ni los conflictos de la fuerza de voluntad que
experimenta un hombre hambriento. Difícilmente pueden aprehender lo que significa
permanecer de pie cavando una trinchera,...
Leer documento completo

Regístrate para leer el documento completo.

Estos documentos también te pueden resultar útiles

  • Hambre
  • Hambre
  • El hambre
  • hambre
  • El Hambre
  • El hambre
  • hambre
  • el hambre

Conviértase en miembro formal de Buenas Tareas

INSCRÍBETE - ES GRATIS