El hombre de la luna
Hay dos doctrinas pseudocientíficas recientes. La primera sostiene que una cara de piedra gigante de eras antiguas mira inexpresivamente hacia elcielo desde la arena de Marte. La segunda mantiene que seres ajenos de mundos distantes visitan la Tierra con despreocupada impunidad.
La Luna, era un enigma. Casi nadie pensaba en ella como un mundo.Discernimos una configuración de marcas irregulares brillantes y oscuras, no una representación parecida a un objeto familiar. Buscamos una forma y la encontramos.
Los humanos, como otros primates,somos gregarios. Nos gusta la compañía de los demás. Somos mamíferos, y el cuidado paternal de los jóvenes es esencial para la continuación de las líneas hereditarias. El padre sonríe al niño, el niñodevuelve la sonrisa y se forja o fortalece un vínculo. En cuanto el niño es capaz de ver, reconoce caras, y ahora sabemos que esta habilidad está bien conectada en nuestro cerebro.
Como efectosecundario involuntario, la eficiencia del mecanismo de reconocimiento de formas en nuestro cerebro para aislar una cara entre un montón de detalles es tal que a veces vemos caras donde no las hay.
Aveces son formas cambiantes en las nubes. En algunas ocasiones, un vegetal o un dibujo de la veta de la madera o la joroba de una vaca parecen una cara humana. ¿Qué deberíamos deducir de este hecho?¿Intervención divina o extraterrestre?
Toda una sucesión de científicos profesionales pueden cometer errores graves, incluso persistentes, en el reconocimiento de formas. El mito de los canales...
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