EL HOMBRE DEMOLIDO ALFRED BESTER

Páginas: 259 (64551 palabras) Publicado: 4 de septiembre de 2013
EL HOMBRE DEMOLIDO
ALFRED BESTER

EN LA INMENSIDAD del universo no hay nada nuevo, nada distinto. Lo que puede parecer excepcional
para la mente diminuta del hombre es quizás inevitable para el ojo infinito de Dios. Este instante raro,
ese acontecimiento insólito, oportunidades y encuentros..., todo puede repetirse en el planeta de un sol
cuya galaxia gira una vez cada doscientos millonesde años y que ya ha girado nueve veces.
Hay y ha habido mundos y culturas sin fin, y todos con la orgullosa ilusión de ser únicos en el espacio y
el tiempo. Ha habido innumerables hombres con la misma megalomanía; hombres que se creían únicos,
irreemplazables, irreproductibles. Habrá más..., infinitamente más. Ésta es la historia de una época
semejante, y de un hombre semejante... El hombredemolido.

1.
¡EXPLOSIÓN! ¡Conmoción! Las puertas de la bóveda saltan. Y adentro, muy adentro, el dinero está
amontonado, listo para el pillaje, la rapiña, el saqueo. ¿Quién es ése?¿ Quién está en el interior de la
bóveda? ¡Oh, Dios! ¡El hombre sin cara! Me mira. Me espía. Silencioso. Horrible. Corre... Corre...
Corre. . ., o perderás el neumático para París y aquella muchacha exquisita derostro de flor y figura de
pasión. Hay tiempo si corres. Pero este que está en la puerta no es el guardián. ¡Oh, Cristo! El hombre
sin cara. Me mira. Me espía. Silencioso. No grites. Deja de gritar.
Pero no grito. Canto en un escenario de mármol centelleante, mientras sube la música y brillan las luces.
Pero no hay nadie en el anfiteatro. Un enorme pozo oscuro. . ., vacío, con un únicoespectador. Silencio.
Me mira. Me espía. El hombre sin cara.
Y esta vez se oyó el grito.
Ben Reich se despertó.
Inmóvil en la cama hidropática, con el corazón agitado, paseó los ojos por la habitación, simulando una
calma que no podía sentir. Los muros de jade verde, la lámpara en el interior del mandarín de porcelana
(cuya cabeza se movía afirmativamente, interminablemente, si alguien llegaba atocarlo), el reloj múltiple,
que daba la hora de tres planetas y seis satélites; la cama misma, una pileta de cristal con glicerina
carbonatada y una temperatura de treinta y siete grados centígrados. .
La puerta se abrió suavemente, y Jonas apareció en la oscuridad: una sombra en traje de dormir, una
silueta con cara de caballo, y unos modales de empresario de pompas fúnebres.
-¿Otra vez?-preguntó Reich.
-Sí, señor Reich.
-Fuerte.
-Muy fuerte, señor. Y con mucho miedo.
-Malditas sean tus orejas de asno -gruñó Reich-. Nunca tengo miedo.
-No, señor.
-Vete.
-Sí, señor. Buenas noches, señor.
Jonas dio un paso atrás y cerró la puerta.
-¡Jonas! -gritó Reich.
El valet volvió a aparecer.
-Lo siento, Jonas.
-No tiene importancia, señor.
-Sí, la tiene. -Reich le sonrió conamabilidad-. Te estoy tratando como a un pariente. No te pago bastante
por ese privilegio.
-Oh, sí, señor.
-La próxima vez que te grite, grítame tú. ¿Por qué voy a divertirme solo?
-Oh, señor Reich.
-Hazlo y te aumentaré el sueldo. -Otra vez aquella sonrisa-. Eso es todo, Jonas. Gracias.
-Gracias a usted, señor.
El valet se retiró.
Reich se levantó de la cama y se envolvió en una toalla ante elespejo de caballete, practicando la sonrisa.
-Elige a tus enemigos -murmuró.
Miró la imagen: los hombros anchos, el talle estrecho, las piernas largas y nudosas, la lisa cabeza de ojos
separados, la nariz cincelada y la boca pequeña y sensitiva, cicatrizada por la implacabilidad.
-¿Por qué? -se preguntó-. No cambiaría mi suerte por la del diablo. No cambiaría mi posición por la de
Dios. ¿Por quéesos gritos?
Se puso una bata y miró descuidadamente el reloj, como si no estuviera interpretando el panorama horario
del sistema solar con una habilidad inconsciente que habría sorprendido a sus antecesores. En las esferas
se leía:

Noche, mediodía, verano, invierno... Casi sin pensar, Reich podía haber obtenido la hora y la estación de
cualquier meridiano de cualquier cuerpo del sistema....
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