El hombre detrás de la gaseosa peruana que le ganó a CocaCola
La primera, sin duda, yque aportó mucho en nuestra peruanidad, es asociar la bebida al sentimiento de un país. Décadas antes de las campañas de la Marca Perú, de la explosión de la gastronomía, de la avalancha blanquirrojaen infinidad de productos y servicios, una bebida de color amarillo supo asociarse al ADN del Perú. Inca Kola se hizo infaltable en la mesa de las familias -antes que el pollo de San Fernando-, en elverano -antes que los helados de D’onofrio- y deseable si vivías en el extranjero -antes que una Cusqueña o algún restaurante peruano de Gastón-. La botella de Inca Kola tal vez sea el segundo envaseque recordemos con una bebida provocadora después de nuestro biberón, es por ello que cuando vivimos lejos del país, tomarla es teletransportarse en cada sorbo, si tienes la suerte de encontrarla.La segunda decisión, va más allá del marketing y del branding, tiene que ver directamente con la supervivencia de la empresa, y está llena de estrategia y de valentía. Tras la experiencia de hacerlefrente victoriosamente a Coca Cola, la marca más grande del mundo, Inca Kola no pecó de soberbia pero tampoco cedió terreno. Negoció, y bajo sus términos hizo una sociedad con el gigante de las colas,que le daría larga vida.
Se han escrito muchos artículos a raíz de la partida de Jhonny Lindley T., como el de Aldo Mariátegui, periodista criticado por algunos sectores, pero que logró apoyounánime, como nunca, en dos publicaciones, y miren el simbolismo: el primero fue sobre el Fallo de La Haya -critíquenle de todo a Alditus, pero sobre su peruanidad parece que no hay mucho que discutir-...
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